Último día de julio y última columna de un curso político agitado y repleto de convocatorias electorales. Los ciudadanos y ciudadanas hemos acudido a las urnas para expresar quién queremos en el gobierno de las ciudades, España y Europa. Hemos sido responsables con nuestras obligaciones y hemos depositado la confianza en nuestros candidatos a cambio, eso sí, de que nos gobiernen con todos los recursos para mejorar nuestra vida, la vida de la gente que ansía solucionar sus problemas y que no puede esperar a prórrogas, que no sabe ni quiere entender de relatos, de culpas o de inocencias. Hemos cumplido con creces nuestro deber ciudadano, y a cambio, exigimos la responsabilidad para llegar a acuerdos, o para dejar gobernar a quien ha ganado las elecciones. En todo caso, se nos debe lealtad; que se piense en nuestros problemas, que se trabaje por soluciones y que se abandone inmediatamente cualquier interés que no sea el del propio beneficio de la gente.
En Jaén tenemos Gobierno y un Alcalde que desde el primer día, incluido discurso de investidura, empezó a hacer las cosas de otra manera. Frescura, experiencia y unas ganas increíbles de darle la vuelta a la capital. Otro color, muchos más colores, van tiñendo poco a poco a esta ciudad de luz. Desde el compromiso programático de Julio Millán de gobernar con la ciudadanía y con los colectivos, a los hechos que han llevado al Alcalde a mantener una agenda de locura, con multitud de reuniones y acuerdos tomados para trabajar por Jaén. Desde la reivindicación llevada al Pleno para terminar con el aislamiento ferroviario, a las reuniones con el Presidente y la Consejera de Fomento de la Junta de Andalucía para la puesta en marcha del tranvía, acordando un calendario de trabajo; hasta las distintas propuestas y acciones para darle a Jaén la capitalidad que se merece. Vamos bien, y por ahí sigue el trabajo que están haciendo los concejales y concejalas. Dar cumplimiento a la esperanza, la ilusión y unas enormes ganas de hacer de esta ciudad el orgullo de una tierra con infinitas posibilidades para crecer y vivir.
Jaén está cambiando y se nota. La ruta marcada por un Alcalde que siente a la ciudad, que lidera un equipo dispuesto a dejarse la piel en trabajar, es el camino a seguir. Queda tiempo y muchas demandas. La suerte de Julio Millán y su equipo, será la suerte de nosotros y nosotras; y esto pinta bien.
