Con la cara “como un Cristo”, “entero magullado” y con fuertes dolores en la rodilla y en el hombro. Este es el estado en el que, según denuncia su hermana a Viva Jerez, se encuentra el interno del Centro de Inserción Social (CIS) de Jerez que el pasado lunes fue acusado de agredir a tres funcionarios sin previo aviso tras negarse a hacerse una analítica del control de consumo de sustancias estupefacientes e intentar huir por el patio de estas dependencias. Un extremo que la hermana de este jerezano de 30 años niega tajantemente, asegurando que la asociación de trabajadores penitenciarios ‘Tu Abandono Me Puede Matar’ miente en la versión de los hechos. La suya es contrapuesta y ya la ha puesto en manos de abogados, ya que están dispuestos a emprender medidas legales contra el CIS. “A mi hermano le han dado la paliza de su vida en el CIS y esto no se va a quedar así; vamos a dar mucha guerra y tenemos el apoyo de las asociaciones de familiares de presos”, resalta.
De la versión dada por el colectivo de funcionarios sólo reconoce la negativa de su hermano a hacerse la analítica. “Él lo que cuenta es que lo levantaron a las 8.45, se presentaron en la habitación y le dijeron que se tenía que hacer la analítica, sin previo aviso; se puso nervioso; no sabe que se le pasó por la cabeza al ver a tres funcionarios rodeándolo y salió corriendo por los pasillos, pero ni empujó ni agredió a nadie”, indica. Y de haberlo hecho, extremo que niega, “hay una ley y unas sanciones, como las que hay si se niega también a hacerse el dopping”, se queja. “¿En qué cabeza cabe que una persona se vaya a escapar del CIS, si todo el mundo sabe que allí son puertas blindadas, que por dentro es una cárcel”, critica esta familiar, que denuncia que a su hermano lo persiguieron tres funcionarios mientras otros dos lo esperaban en el patio del centro. “Se tiraron encima de él los cinco y lo estrujaron, de manera muy violenta.
Luego le pusieron las esposas y se lo llevaron a la celda que hay en el centro; allí siete funcionarios con porras le dieron la paliza de su vida”, afirma. De allí lo trasladaron a Puerto II, donde estará un mes en aislamiento, para después trasladarlo a Puerto III, donde le han llegado a decir que tendrá que estar en el módulo 15, “que es el peor”. Hasta el miércoles no pudo verlo en Puerto II. Había acudido al CIS a las pocas horas del incidente pero asegura que no le permitieron saber siquiera cómo estaba. Su abogado también ha ido a verlo y tiene previsto reunirse con el director del CIS al considerar “desproporcionadas” las medidas aplicadas contra este interno, que en unos días cumplirá un año con el tercer grado. “Pesa 60 kilos, mide 1,68 y ni es violento ni corpulento para que cinco funcionarios le pongan las esposas y se venguen así de él”, lamenta su hermana, que piensa mover cielo y tierra. “Mi hermano lleva un año en tercer grado, no es un yonqui, es un tío trabajador y nadie puede decir una mala palabra de él”.