"Tenemos que cambiar la mirada y mirar con los ojos de los excluidos, de los necesitados”. Javier Porras Sánchez (Jaén, 1961) tiene claro que para luchar contra la pobreza en Jaén hace falta un cambio de mentalidad y de actitud de la sociedad en su conjunto, aunque son las instituciones, dice, las que cargan con una mayor cuota de responsabilidad. Y para ello sugiere que una buena receta para cambiar la inercia sería “dedicar un día a caminar con los más necesitados”. Javier Porras ha vuelto a ser reelegido coordinador de Cáritas Interparroquial en Jaén para los tres próximos años, un puesto que ha venido ocupando desde el año 2006 con un único paréntesis entre 2012 y 2016. “Los años que no estuve notaba que me faltaba algo”, explica este prejubilado de banca y enrolado en los grupos pastorales de la Iglesia desde 1977, cuando empezó como catequista en la parroquia de San Bartolomé.
Cáritas Interparroquial tiene bajo su manto a 22 parroquias de la capital jiennense y un equipo de casi 300 voluntarios y colaboradores que se encargan de dinamizar los diferentes programas y recursos asistenciales que la organización presta en Jaén. El último de ellos, abierto a mediados de noviembre (antes de que lo hiciera la red pública de albergues), la casa de acogida Nuestra Buena Madre, un dispositivo con 60 camas habilitado en un inmueble cedido por Maristas en la avenida de Madrid y que desde su apertura está al máximo de ocupación. El último informe de la fundación Foessa pone de relieve que el 18,6% de la población se encuentra en exclusión social, y de ellas el 9,2% está dentro de la llamada exclusión social severa. Los datos son de ámbito regional aunque perfectamente extrapolables a la capital jiennense, donde Javier Porras dibuja un panorama altamente desolador: “En Jaén hay núcleos de mucha necesidad, con pobreza severa, y muchos desequilibrios sociales entre los diferentes barrios. Ver la realidad que se vive en las faldas del Castillo y la del Bulevar, por ejemplo, es como el día y la noche”. ¿Y cómo afrontar este escenario tan sombrío? Admite Javier Porras que muchas personas necesitadas se han acostumbrado ya a vivir de las ayudas, pero reflexiona en voz alta: “No podemos ni debemos mantener a las familias, por mucha pobreza que tengan. Nuestra misión es más bien lograr que esas personas puedan desarrollarse por sí mismas y sean protagonistas de su futuro”. También considera como un mero “parche” darle una comida a los más necesitados (en el comedor de Santa Clara, de Cáritas, se dan más de 130 almuerzos al día) y subraya que la mayor necesidad entre los excluidos de Jaén es el empleo. En esa línea, destaca la apuesta por “sacar a gente de la calle” que se ha hecho con la empresa de inserción social Recuperaciones Redoble, que Cáritas impulsó como tienda de reciclaje y segunda mano.
¿Y cómo es la solidaridad de los jiennenses? Javier Porras no duda en responder que “la gente de Jaén es muy solidaria”; ahora bien, advierte cierto “cansancio” entre la población a la hora de responder a las campañas y colectas que se ponen en marcha. Un cansancio que él achaca a los efectos que está dejando los muchos años de crisis económica que se arrastran y que, a juicio de Porras, ahonda en los desequilibrios sociales. Más allá de la implicación ciudadana, el coordinador de Cáritas Interparroquial en Jaén cree necesaria una “colaboración más efectiva de las instituciones”. A su juicio, “los poderes públicos no se preocupan de ellos [los necesitados] porque no votan” al ser migrantes, desplazados o simplemente personas que viven al margen de la oficialidad.
Cáritas Interparroquial prestó en 2018 más de 76.000 intervenciones que beneficiaron a 4.500 personas. Los fondos de esta institución se nutren en casi un 50% de las colectas que se realizan cada primer domingo de mes en las parroquias y otro 50% de las aportaciones de socios y donativos. Recursos que, en cualquier caso, siempre son limitados, como lo reafirma el dato de que este año prevén gastar 60.000 euros más de los ingresos. Cáritas intenta también equilibrar las desigualdades económicas que se dan entre las diferentes parroquias de la capital. Las ubicadas en la zona sur (San Pedro Pascual, La Magdalena, La Merced o San Bartolomé, entre otras) son las que presentan un déficit mayor entre los recursos y las necesidades que tienen que afrontar. “La ventaja que tenemos en Cáritas es que partimos de las necesidades reales de las personas y, a partir de ahí, tenemos que buscar los recursos, algo que nos permite llegar a más personas”, explica Porras. En relación con los inmigrantes de la campaña de la aceituna, Javier Porras cree que es preciso “un nuevo modelo de atención, con un trato especial y diferenciado al ser la capital puerta de entrada y cruce de caminos de los migrantes que llegan a la provincia”.