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Martes 16/04/2024  

Eutopía

Una Bengala de Deseos

En diciembre se estrenan los grandes eslóganes, las facturaciones de compra-venta son vertiginosas, los cánticos resultan amables, casi bucólicos

Publicado: 26/12/2019 ·
17:33
· Actualizado: 26/12/2019 · 17:33
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Autor

Belén Ríos Vizcaíno

Belén Ríos es trabajadora Social. Profesora de la Universidad de Huelva.

Eutopía

Activista Feminista. Compañera partícipe de la Defensa de los Derechos Humanos y Movimientos LGTBIQ

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Diciembre cierra el calendario pero nuestro cosmos continúa con su andadura. Hay quienes se han sumado y a quienes les llegó la hora de dejar el testigo de este proyecto humanitario. En diciembre se estrenan los grandes eslóganes, las facturaciones de compra-venta son vertiginosas, los cánticos resultan amables, casi bucólicos, los breves instantes de concienciación solidaria se infiltran suavemente en nuestra coraza. En este mes, seguramente, diseñaremos el pórtico del año que vendrá y lo adornaremos de expectativas e ilusiones, la mayoría harán referencia al bienestar integral propio y al de nuestro contexto más próximo, alguno se colará anhelando visualizar un mundo más acogedor… Diciembre es un tiempo de contrasentidos, de contradicciones kafkianas. A través de una ventana podremos observar a una familia unida, sonriente, disfrutando de instantes compartidos, en otra quizás podamos conmovernos con personas mayores que tan solo se encuentran acompañadas por las voces eufóricas y distantes del televisor. Podremos embelesarnos con la infinidad de destellos de colores de los árboles, belenes y adornos navideños. Aunque lo cierto es que, para muchas personas y familias sin hogar, la noche es más fría y oscura porque carecer de lo básico e imprescindible es una experiencia que todo el mundo, al menos una vez en su vida, aunque fuese momentáneo y temporal, deberíamos padecer. En este mes, los balcones serán el escaparate para exponer todo un variopinto mercadillo de símbolos. Nuestros móviles se inundarán de mensajes macro colectivos, las mesas estarán tan repletas como posteriormente la comida que se desperdiciará y se tirará, sin darnos cuenta de que a lo mejor será el banquete posterior de quienes sobreviven por los contenedores. Las básculas serán la máscara burlona de nuestros excesos y enero el mes el que todas/os se lanzan de cabeza a las ofertas de los gimnasios… En diciembre, sin duda alguna, habrá quienes no reciban una visita, un saludo, un gesto de empatía, un regalo, una caricia, un abrazo ni un beso. Cada año que transcurre, el planeta se consume porque el ser humano se juega su viabilidad inconscientemente a la “ruleta rusa”. Por eso, las luces de nuestras calles parecen más desposeídas de vida, la nieve es tan artificial como la extravagancia que envuelve algunas iniciativas… En estos días próximos, celebraremos la festividad o el periodo estival de la Navidad, pero ¿es extensiva a todas las personas? Y si no es así, ¿dónde se esconde la génesis de la desigualdad social? ¿Es posible realmente construir e implementar alternativas a este sistema? ¿Estaríamos en disposición de reivindicar y asumir nuevos esquemas vitales que supusieran una mayor racionalización de los recursos naturales?... En estas fechas, lanzo una bengala de deseos… que renovemos la mirada inocente y el amor primero por una realidad global diferente, que disfrutemos de los pequeños y grandes detalles que conforman nuestro día a día, que valoremos a quienes nos acompañan, que unamos nuestros esfuerzos por reforzar los valores, libertades y derechos fundamentales, que recordemos a quienes se fueron, que construyamos un presente y futuro dignificante para quienes estamos y vendrán… Les deseo que sus encuentros familiares sean verdaderamente momentos de felicidad y paz. Que consumamos lo adecuado y tengamos un hueco en el alma para acordarnos, y si podemos, para apoyar a quienes no tienen la misma suerte. Que “nazca” la Vida, en la que “seamos” personas que defiendan la Dignidad, la Diversidad, la Igualdad y la Libertad.  Que esta Navidad no sea una temporada, sino, como dice Edna Feber, “un sentimiento”.

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