El partido de Copa del Rey ante Osasuna me ha hecho pensar en tres cosas que podríamos tratar de forma independiente pero que a su vez están completamente relacionadas: lo lejos que queda esta competición de ser algo serio, la cara buena del Recre y eso que va de “repartir carnets”. Vayamos por partes. La Copa del Rey se ha actualizado este año, o eso dicen, haciendo que se jueguen más rondas a partido único en terreno del más pequeño. Lo malo es que la experiencia de esta jornada, y no solo por el Recre, si no por el Elche también, es que los colegiados no se sienten influidos por el factor campo e incluso perjudican al equipo local. Parece una purga, habitual en el fútbol, pero incomprensible cuando se puede implementar el sistema de VAR. De todos modos, hay decisiones incomprensibles incluso sin el videoarbitraje. La Copa es más de lo mismo: pensada para que los equipos grandes estén en fases finales. No era eso lo que se esperaba, no hay sorteo puro de verdad y se ponen trabas en los campos más pequeños. En definitiva, un engañabobos.
Respecto a nuestro equipo, se confirma lo que ya pasó ante Fuenlabrada: el rendimiento en Copa es mucho más alto que en liga. Si se debe a un tema táctico (menor presión directa de los equipos de superior categoría) es una falla de Monteagudo. Si se debe a la actitud, es algo que se debe marcar como mínimo desde ya. Hay jugadores que siguen por encima del resto como Isi Ros, pero para mí fue muy sorprendente el rendimiento de Morcillo, sin prácticamente dar balonazos, rápido al corte y mostrando clase. No es el jugador que hemos sufrido en liga. Y si se puede hacer contra un Primera, imagino que se podrá intentar hacer contra uno de tu categoría. Exigencia mínima para el resto de temporada: mantener esta actitud, si no, serán criticados.
Y finalmente lo de repartir carnets. Es algo que existe de siempre en redes sociales, recreativistas por encima del bien y del mal que te dicen lo que debes de hacer (o no hacer). La verdad es que no me queda claro que es un “buen” recreativista. ¿Debe viajar? ¿Debe animar noventa minutos? ¿No puede faltar ningún partido? Yo que sé, sería divertido que hicieran un manual. En este aspecto, me gustaría encontrarme en las redes sociales con buenas personas, esas que disfrutan lo suyo y dejan a los demás tranquilos, que cada uno es libre de hacer con su tiempo lo que quiera sin ser sometido a juicio. Estamos en el siglo XXI, pero ¡cuánto nos queda por aprender! ¡Y a pensar en el Villarobledo!
