La comparsa de Tocina, con música del Lacio y con un grupo que suena de maravilla, se presentó en el Gran Teatro Falla como animadores de un hospital que se dedican a animar a los pacientes disfrazados de payasos con lo que van encontrando.
El primer pasodoble resultó ser un bello piropo al autor de música, una letra que agradeció el público con una sonora ovación. El segundo de los pasodobles criticó el estado de la sanidad andaluza personificando en tres mujeres una situación difícil.
Los cuplés fueron para la propia comparsa, el primero, y para un tambor que su suegra le compra a su hijo. En el popurrí recorrieron la ciudad de Cádiz para firmar un excelente pase.