"Sola y borracha quiero llegar a casa”, vaya frase desafortunada de la ministra de Igualdad; todo un ejemplo para nuestra juventud, una vergüenza sin parangón que no debe servir para justificar una ley de libertad sexual sin pies ni cabeza que Irene Montero quiere aprobar antes de la manifestación feminista del 8 de marzo y que ha puesto en pie de guerra a su socio de coalición, sobre todo al ministro de Justicia escandalizado por la incoherencia de la ley, la falta de ética, los errores garrafales y hasta faltas de ortografía.
El macho alfa, el coleta, ha salido en seguida defendiendo a su hembra tachando de machista al ministro. En solo siete semanas de coalición y ya empiezan las desavenencias.
No cabe duda que hay que endurecer las penas a esos violadores sin escrúpulos, pero para ello se necesita una buena ley emanada de juristas con prestigio que la lleven a buen puerto.
No se trata solo del ‘sí es sí’, no vaya a resultar que sea preciso la presencia de un notario para establecer unas relaciones amorosas. Lo insólito de este rifirrafe entre los ministros socialistas y de los podemitas es que Pedro Sánchez se ha puesto del lado de Pablo Iglesias, dos extraños compañeros de cama que han pasado de odiarse a muerte y buscar su mutua aniquilación política, a sentarse en la misma mesa para conciliar sus enfrentados intereses y repartirse el mando del Gobierno de España entre ostras de Arcade y langostinos de Sanlúcar.
La extraña pareja se encuentra tan a gusto que a Pedro Sánchez ya no le quita el sueño tener a Pablo Iglesias en su consejo de ministros y le inquieta que tenga acceso al CNI, colocándolo dentro de dicho órgano a pesar de haber sido financiado por los Gobiernos de Venezuela e Irán.
Conviene recordar que en la negociación fallida para investir a Pedro Sánchez en 2016, el coleta ya exigió el control del Centro Nacional de Inteligencia y por fin lo ha conseguido, y eso “es como poner al zorro al cuidado de las gallinas”.
Pero no hay que alarmarse, el CNI está formado por los mejores profesionales tanto judiciales como económicos, militares, políticos, culturales y que pasarán la información que estimen oportuna.
Prueba de ello es como la ministra de Defensa, “fuerte como un roble” no lo quiere en su grupo, vamos, que a esa “margarita” no le va a poder deshojar. Como último apunte hacerle saber por si no lo conocen que el pasado miércoles en la conferencia que dio Pablo Iglesias en la Universidad Complutense de Madrid le hicieron un escrache al igual que él le hizo a Rosa Díez en el mismo sitio, le han dado su propia medicina. Y y es que los valores morales se pierden enterrados por los económicos.
