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Educar para el futuro

¿Quién dice que aún no nos podemos quejar?

Da vergüenza ver que quienes utilizaban números de muertes para justificar sus políticas digan ahora que las muertes de la pandemia

Publicado: 08/04/2020 ·
10:19
· Actualizado: 08/04/2020 · 10:19
Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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A ver si nos enteramos de una vez por todas que en una democracia el Gobierno debe decir la verdad y que la ciudadanía tiene derecho a expresar sus opiniones ante las decisiones que tomen los dirigentes frente a una crisis (sanitaria o no), así como a poderles exigir responsabilidades.

Pero ante todo no es de recibo que a quienes ejerzan esta prerrogativa, los dirigentes (y quienes les apoyen), les acusen de insolidarios por no esperar a que la crisis pase y menos aún lo es porque quienes deben velar por el bien común no han sido ni están siendo claros e intentan colar rollos para justificarse, mientras hay quienes enferman e incluso mueren.

Da vergüenza ver que quienes utilizaban números de muertes para justificar sus políticas digan ahora que las muertes de la pandemia se utilizan para atacar a ciertos sectores sociales y políticos, hay que ser muy caradura y canalla.

Por mucho que un coro de dirigentes políticos, voceros y periodistas afines digan que no podían saber lo que iba a suceder, resulta que varios organismos internacionales si les habían avisado varias veces del peligro que se avecinaba y de que tomasen medidas preventivas. Que no nos tomen por idiotas, que la cuestión no es si lo que contribuyó a elevar el número de contagiados fueron las manifestaciones, los eventos deportivos, los mítines o los conciertos, la cuestión es que debieron prohibirse todas esas aglomeraciones y tomarse medidas preventivas sin esperar al nueve de marzo.

Porque resulta que esos dirigentes son los responsables, no esa oposición culpada del mal estado de la sanidad por los mismos que hasta hace poco la consideraban inmejorable. Señores espabilen, que ningún sistema sanitario habría resistido el embate de una epidemia como la que ahora tenemos, menos mal que los sanitarios están actuando como héroes, porque lo que son los dirigentes no parece que se preocuparán de proveerles de medios en previsión de lo que sabían que venía.

Dirigentes que engañan por ignorancia y para cubrirse sus espaldas, que llegaron a difundir incluso que las mascarillas no servían para nada hasta que tuvieron que reconocer que al menos ayudan a prevenir que un contagiado transmita el virus, algo sabido desde hace más de un siglo.

Dirigentes que nos encerraron en casa sin hacer muestreos para saber quién estaba infectado y así reducir contagios en lo posible, aunque claro no podían porque no disponían de test para hacerlo y cuando por fin comenzaron a llegar resultaron ser defectuosos.

Pero lo cierto es que ni podemos ni debemos olvidar como nos han llevado hasta aquí, por mucho que estén borrando sus intervenciones en los foros sociales, por mucho que las televisiones y medios de información afines a ellos estén eliminando los podcast y fragmentos de programas que les ponen en evidencia. ¿Quién dice que aún no nos podemos quejar?

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