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Jueves 25/04/2024  

Educar para el futuro

Cuando censurar las críticas al Gobierno se convirtió en un lapsus

Pero claro, para él – como para tantos adeptos a la nueva izquierda – todo el que no esté de acuerdo con sus propuestas es necesariamente un facha

Publicado: 24/04/2020 ·
11:17
· Actualizado: 24/04/2020 · 11:17
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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En una democracia se elige a quienes gobiernan tanto por su ideología como por lo que proponen hacer en beneficio de todos. Por eso no podemos permitir que los políticos salgan impunes si mienten y manipulan para ganar el apoyo ciudadano y menos aún para mantenerse en el poder si llegan a gobernar.

Pero por desgracia es habitual que lo hagan y aunque hasta no hace tanto lo intentaban esconder en los últimos años ha surgido una nueva clase política que no esconde sus actuaciones arteras y parece considerar al engaño y la propaganda herramientas lícitas para imponer sus propuestas ideológicas, haciéndose además los indignados y ofendidos cuando les descubren falseando la realidad.

Esa política de esa nueva izquierda representa para algunos el progreso, mientras que para otros solo utiliza el poder para imponer sus ideas a cualquier precio y para beneficiarse al estilo de lo que tanto criticaron de la política tradicional. Hace unos días un desconocido me dijo que no era momento de criticar las actuaciones del Gobierno y me llamó facha por no darle la razón.

Pensé que solo era uno esos que pierden el norte al hablar de política, pero al preguntarle en que se basaba para decirme aquello su respuesta me convenció de que además de desnortado era imbécil.

Pero claro, para él – como para tantos adeptos a la nueva izquierda – todo el que no esté de acuerdo con sus propuestas es necesariamente un facha, una persona cuyos pensamientos y acciones no tiene otro fin que el de coartar la libertad de los demás.

Pues no señores de la nueva izquierda, están muy equivocados, no todos los que se oponen a sus ideas son fachas, oponerse a vuestras propuestas no coarta las libertades ni fomenta el odio como no paran de decir en las redes sociales vuestros palmeros y voceros. Oponerse no es impedir, oponerse es expresar desacuerdo y en todo caso aportar propuestas desde otra perspectiva, por eso la oposición política recibe ese calificativo.

Criticar cómo actúa un gobierno democrático no tiene porque ir contra el interés del estado y menos del de los ciudadanos, sea cierto o sea un bulo. Los ciudadanos no somos necios ni formamos un rebaño de borregos a los que apacentar y si un Gobierno democrático (del signo político que sea) es acusado de ineficaz y de ocultar la verdad no se pueden defender mintiendo y manipulando, pero ante todo no debería pretender tapar sus errores valiéndose del poder que les otorgó el pueblo para atacar y silenciar a quien les critique, diciendo luego que fue un lapsus.

En una democracia hay cauces legales para impedir que se entorpezcan las actuaciones legítimas del Gobierno, pero los ciudadanos son libres para criticarlas mientras respeten las leyes y al Gobierno las críticas solo deberían servirle para mejorar su actuación. Insisto en lo que ya dije en semanas anteriores: no podemos olvidar. Fuerza y salud.

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