El jefe del conocido como clan de Los Pantojas, dedicado al tráfico de hachís desde Marruecos a las costas de Andalucía para su distribución por Europa, ha sido detenido este miércoles tras ser localizado en Chiclana de la Frontera, según ha indicado a Europa Press fuentes policiales. El detenido, J.H., se encontraba en busca y captura.
Hace un mes, el pasado 25 de mayo, agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional, en el marco de la operación 'Caniche/rubio', desmantelaron la organización de Los Pantojas con la detención de 36 presuntos integrantes. Para ello, se realizaron 18 entradas y registros en la comarca del Campo de Gibraltar, donde se intervinieron 4.300 kilogramos de hachís, 19 vehículos, nueve embarcaciones semirrígidas, de recreo, pesquera y motos acuáticas, numeroso material electrónico, de telefonía y náutico, un subfusil y un arma corta y dinero en efectivo.
La investigación conjunta se inició en abril del pasado año, constatando que a la cabeza del grupo se encontraba un conocido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado apodado 'El Pantoja', que supuestamente está vinculado con el narcotráfico desde su juventud y que habría ido escalando puestos y llegado a ser hombre de confianza del narcotraficante huido de la justicia apodado 'El Messi', para el que realizaba labores seguridad y logística.
La organización funcionaba a modo de cooperativa y no dudaban en ejercer la violencia para escapar de la acción policial. Además, el clan estaba conformado por varios grupos que interactuaban para llevar a cabo los alijos. Por debajo del cabeza de la organización, su lugarteniente, supervisaba bajo la dirección del primero las labores tanto de tierra como por agua.
La organización tenía dos maneras de introducir el hachís en la costa, de día y de noche. En las horas diurnas realizaban los alijos en embarcaciones de recreo y aprovechaban los fines de semana, cuando hay más trasiego de estas embarcaciones, para alijar usando el transbordo con embarcaciones semirrígidas. En cada alijo introducían sobre media tonelada de droga. En horas nocturnas, preferiblemente de madrugada, introducían la droga en potentes embarcaciones semirrígidas, conocidas como gomas, que suelen llevar de una a tres toneladas de hachís.