Cuando su hijo le preguntó con solo cinco años por qué no soy una niña, Ernesto no se sorprendió. Había comprobado cómo desde muy pequeño se identificaba con roles típicamente femeninos, le gustaban las ropas de su madre e interpretaba su papel en sus juegos. “Choca aunque lo tengas más o menos asumido”, admite, no obstante, un lustro después.
“Lo primero que pensé fue qué vida le esperaba”; confiesa. Pero acto seguido comenzó a informarse. El punto de partida fue el documental El sexo sentido. Emitido en Documentos TV, en RTVE, sirvió para mitigar su desconocimiento sobre una realidad que ha cambiado la vida de su familia, y también para entrar en contacto con la Asociación de Familias con Menores Trans Chrysallis, con un papel protagonista en el trabajo audiovisual y entidad a la que pertenece actualmente.
“El apoyo a nivel familiar es fundamental”, indica. La fundación organiza dos encuentros anuales y, aunque carece de sede en la provincia, el equipo asesora telemáticamente permanentemente porque la aceptación de la situación solo es el primer paso. En el momento adecuado para el menor hay que llevar a cabo el denominado tránsito, “el proceso cuando decides, en mi caso, tratar a tu hijo como una hija”. “El colegio tenía ya un protocolo educativo y la familia lo comprendió sin problemas”, relata, “sus compañeros tampoco expresaron rechazo”. En verano, antes de empezar el nuevo curso, primero de Primaria, “nos presentamos con nuestro hija, ya como Leonor, con un biquini en una convivencia que organizaron los padres y las madres y todo fue bien”.
Hace relativamente poco, Leo inicio el tratamiento hormonal de bloqueo de la pubertad. Esta es otra de los retos a la que se enfrentan. “Lo decide el médico, de acuerdo a pruebas endocrinas, y te obliga a hablar de temas con tu hija con naturalidad y sobre su cuerpo que les hace madurar más deprisa”, añade. “Me preocupa la adolescencia, claro, y el acoso, que puede llegar, pero no vamos a derramar lágrimas en balde, le enseñamos cómo afrontarlo”, reconoce.
También muestra inquietud por la división en el Gobierno en torno al derecho a la autodeterminación de las personas trans, que el PSOE rechaza, y que permite que no sea obligatorio contar con un informe psicológico y pasar dos años de hormonación para poder modificar el sexo en los documentos oficiales. Era un compromiso asumido tanto por PSOE como por Unidas Podemos y está incluido tanto en la Ley Lgtbi como en la Ley Trans que el Ejecutivo se comprometió a impulsar en el acuerdo de coalición. “Si creen que están haciendo un favor al feminismo, es todo lo contrario. Su historia quedará manchada por la discriminación de la diversidad existente entre las mujeres”, señala la fundación en una carta remitida a la dirección socialista.
“Se trata, por un lado de despatologizar y, por otro, de desvincular la transexualidad de la genitalidad”, explica. O, dicho de otra manera, que ningún niño, como hizo Leonor, tenga que expresar su deseo “de volver a la barriguita de mamá para nacer de nuevo como niña” porque le asista el derecho. “Las vidas trans no son un debate ni una teoría”, concluye la misiva de Chrysallis al PSOE.
