Alejandro Merello
No, no piensen que me he equivocado en el título, que quería decir lo que he dicho. Si es que eso es lo bueno que tiene el refranero español, que lo puedes adaptar perfectamente a las circunstancias. Y como encabeza este artículo, lo que pueda vender hoy, no espere a venderlo mañana, no vaya a ser que otro se lleve sus ganancias. Y ese es el lema de la política de hoy en día.
Política que no ve beneficio en el largo plazo y se acogen al cortoplacismo como garantía de permanencia. Y el verano es una época perfecta para recibir esas ganancias, porque se presta a ello y nuestro Puerto es un puerto de fácil atraque.
Oigan, que me parece perfecto que El Puerto vuelva a luchar por situarse como referente en el verano nacional. Pero no hemos de descuidar esos otros aspectos que te ayudan a consolidarte como destino turístico, pero que no dan el resultado rápido del evento veraniego.
No podemos poner todos los huevos en el mismo cesto, no podemos sólo fijarnos en la más guapa porque da una buena foto. Este verano, la pandemia está aflorando deficiencias que tratan de “disimular” a base de rueda de prensa y norias de feria… eso si, muy grandes. Comenzamos el verano muy bien, a bombo y platillo, en todas las cadenas de televisión.
Pero el cortoplacismo es el bocado del político, que lo frena ante miras mayores, que lo empuja a vender lo inmediato y olvidar sentar las bases para el futuro… venda quien lo venda llegado el momento.
Y tras la rueda de prensa, en el back stage, nos encontramos la otra cara del verano: un servicio diezmado de socorristas, una Subjefatura de Policía sin el servicio regular de playa; se acorta la frecuencia de recogida de basura y el descontrol de la noche y en playas choca frontalmente con el verano seguro que nos venden, justo ahora que los brotes empiezan a multiplicarse por toda España.
No me gusta el término recorte y no lo emplearé, pónganle ustedes el nombre. El presupuesto municipal no es otra cosa que distribuir el dinero público, poner aquí y quitar de allí, en función de las prioridades que marcan los dirigentes públicos del momento.
El problema viene cuando estos ponen más en un lugar que en otro, sólo en función de qué partida les proporciona la mejor foto, la venta más inmediata. Y así nos va, no viendo más allá de nuestros pies, cuando el camino siempre está delante.
