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Sanlúcar

La hostelería de la ciudad, a olvidar el año 2020

Los bares y restaurantes de Sanlúcar lo pasaron mal en los últimos meses y estarán pendientes de cómo transcurre la pandemia

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  • Taberna Juan, al igual que muchos bares y restaurantes, afrontó un 2020 muy complicado -
  • La pesadilla comenzó en el mes de marzo
  • La suspensión de muchas fiestas provocó grandes pérdidas económicas y de empleo
  • Juanjo Ramos, encargado de Taberna Juan: "Hay camareros que cogieron depresiones, lo pasaron mal"

La hostelería sanluqueña afrontó un año 2020 muy complicado por culpa del coronavirus. Lo mismo ocurrió con otros muchos sectores de la ciudad porque la expansión de la pandemia en España y en el resto del mundo provocó una menor presencia de clientes en bares y en restaurantes, menos días abiertos por el Estado de Alarma y con restricciones en el horario habitual de apertura.

El año comenzó con normalidad, una Navidad tranquilidad y una Cabalgata de Reyes que propició que muchos sanluqueños salieran a la calle para presenciar el paso de las carrozas y también para acudir a bares y restaurantes para disfrutar de la buena cocina de la que siempre ha hecho gala la Ciudad de la Manzanilla. Pero todo se apagó en de marzo cuando el Gobierno de España decretó el Estado de Alarma porque la situación empeoró más de lo esperado y llegó el confinamiento. Tres meses en casa y aplausos a las 20.00 horas para apoyar a todas esas personas que estaban en primera línea de batalla. En el mes de junio llegó cierta normalidad, en noviembre volvió la preocupación y antes de diciembre muchos locales decidieron abrir sus puertas otra vez para afrontar la Navidad y recuperar parte de lo perdido, que fue mucho.

El encargado de Taberna Juan, Juanjo Ramos, manifestaba a este periódico que “aprovechamos el día porque no es rentable abrir por la noche por el poco tiempo que tenemos para atender a los clientes”.

El responsable de este céntrico local sanluqueño, ubicado en la Plaza del Cabildo, no deja de reconocer que “ha sido el año más complicado con diferencia y lo peor es que seguiremos pendientes de lo que pueda pasar tras la Navidad. Queremos confíar en que el nivel no suba”.

Hace balance de lo que ha supuesto la pandemia en un año 2020 para olvidar por lo que ha supuesto en la hostelería de Sanlúcar: “En mi caso, pienso que hemos podido tener unas pérdidas en ventas de un 30% con respecto al año 2019. Hablo de mi negocio porque en otros habrá habido más y menos”.

Resalta que “sé que hay muchas familias que lo han pasado mal porque llegó un momento en que no se sabía sí el trabajador iba a cobrar un Erte o se podía seguir trabajando. Cobrar un Erte no es lo mismo que seguir atendiendo a los clientes”.

Lo cierto es que han sido meses muy tristes, no sólo para la hostelería sino para muchos gremios. Un 2020 donde no se pudo celebrar la Semana Santa en la calle y más en una ciudad, como Sanlúcar de Barrameda, que lo vive intensamente. Además es una fiesta que propicia la llegada de muchos visitantes durante días que son muy intensos y en donde la localidad aumenta de manera considerable su población. La suspensión de la Feria de la Manzanilla también propició muchas pérdidas económicas porque daba lugar a la creación de muchos puestos de trabajo en las casetas y en bares y restaurantes cercanos sobre todo a La Calzada. El Rocío también atraía a muchas personas a Sanlúcar de Barrameda y lugares gastronómicos como Bajo de Guía se convertían en hormigueros de rocieros. Las carreras del Campeonato del Mundo de Motociclismo también invitaban a visitar Sanlúcar de Barrameda a muchas personas procedentes de toda la geografía nacional, como lo mismo ocurre con las Carreras de Caballos en la Temporada de Verano, sin olvidar el Día de La Caridad, las populares veladas en honor por ejemplo a la Virgen del Carmen de Bonanza y de Bajo de Guía. Son muchos actos que se han visto perjudicados por el coronavirus y por supuesto que hicieron estragos en la economía sanluqueña.

Juanjo Ramos destaca que “la gente tiene ganas de estar en los bares y de perder el miedo pero pienso que todo depende de la vacuna. Bajo de Guía y la Plaza del Cabildo se han visto muy perjudicadas pero también otras muchas zonas de la ciudad. Vivimos de la gente de fuera y de la localidad y más porque saben que garantizamos la calidad del producto que ofrecemos”.

Hace constar que “hay camareros que han cogido una depresión porque por ejemplo decidieron comprar un piso que hay que pagar. Quiero ser optimista pero a la vez realista. Pienso que durante el primer trimestre lo vamos a pasar mal. Echo de menos a clientes que venían del norte de España para comer en la Plaza del Cabildo y también de otras zonas del centro, como por ejemplo Madrid. El cierre perimetral también nos perjudicó porque muchos locales tuvieron que sobrevivir gracias a la clientela local”.

Ahora tocar esperar y confiar en que la vacuna ofrezca buenos resultados.

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