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Hablillas

Primavera

De momento pasamos la semana futura entre el deseo y el recuerdo, que inevitablemente invita a la añoranza y a la comparación.

Publicado: 21/03/2021 ·
21:38
· Actualizado: 21/03/2021 · 21:38
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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Cuando estos renglones suban y bajen por la pantalla, otros serán los anuncios que los acompañen. Como ha pasado el día del padre llevándose la ilusión del sorteo de la lotería, perdimos de vista al que rotulaba fiambreras llenas de comida y a una madre deseando una casa más grande para la peque. Ahora son otros los que vienen a aturullar la lectura de un artículo, el interlineado de una noticia o la brevedad de una esquela colándose sin avisar, como Endora, la matriarca de la serie Embrujada. Y tienen que ver con la primavera, este año más ansiada que nunca.

Por esta semana que principia pronto veremos globos en el texto distrayendo la atención y extraviando el contenido con novedades en productos de belleza, ofertas increíbles en alimentos probióticos y promociones tanto en ropa deportiva como de baño para estas vacaciones. Al reclamo de color chillón se unirá la rapidez en el parpadeo de la leyenda hasta marear, apuñalando las retinas con la animación. Quizás se haya pensado y no deja de ser curioso: será tal vez la primera que estas vacaciones se citan como en el resto del mundo y aunque toda la vida lo fueron, se han estado vistiendo con la solemnidad y el rigor de la conmemoración de la Semana Santa, religión y descanso trimestral al mismo tiempo. Unas vacaciones que este año se han esperado con la ansiedad del cambio, de salir de casa para ir a otra con la distancia salvable de los kilómetros y una ráfaga de aventura. Sin embargo, las últimas noticias recomiendan no alejarse.

En cualquier caso, los anuncios que veremos a partir de ahora motivarán a poner en marcha el cuidado de la línea con la esperanza puesta en el verano. De momento pasamos la semana futura entre el deseo y el recuerdo, que inevitablemente invita a la añoranza y a la comparación. Hace un año el silencio y la claridad radiante recorrieron nuestras calles, manifestándose sin risas, sin gritos de niños ni colores. Fue un trago amargo digerido con caramelos de penitente y bolas de cera por el salón. Este año el panorama ha cambiado con la cautela sin dejar de latir porque el riesgo persiste. Esta Semana Santa, por tanto, se vivirá en casa a golpe de mando a distancia, o bien el de la tele o el de la Wii, entre series y películas de Historia Sagrada, antiguos desfiles en procesión, la serenidad de los ejercicios de yoga, el reto sobre la plataforma de step, los juegos de destreza y algún paseo por la playa o la marisma si el tiempo es bueno. De esta forma iremos matando el gusanillo y preparando para las vacaciones por excelencia, las de verano, con menos sacrificio.

La primavera está callejeando. Acaricia el asueto porque la Semana Santa se queda de nuevo en el corazón del cofrade, con el incienso perfumando la iglesia y las imágenes mirándolos desde el altar.

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