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El Puerto

Desesperados por hacerse con el poder

Fomentar la violencia desde los poderes del estado, negarlo y acusar a las víctimas no es cosa de niños, es un acto tiránico (de fascismo dirían algunos)

Publicado: 02/05/2021 ·
11:12
· Actualizado: 02/05/2021 · 11:12
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Cuando estaba en el colegio, si uno de mis compañeros interrumpía al profesor siempre había quien decía aquello de ¡Yo no he sido! Años después, siendo yo el profesor, pude comprobar muchas veces que el alumno que se autoproclamaba inocente de lo ocurrido solía ser el responsable y para colmo muchas veces acusaba a otro de sus compañeros para desviar la atención por aquello de que “la mejor defensa es el ataque”.

La mayoría dirá que lo anterior son cosas de niños, pero lo cierto es que todos sabemos que las acciones de los niños a veces tienen consecuencias muy graves y que por lo general tienen que asumir sus padres, aunque por desgracia algunos de ellos a veces parecen estar dispuestos a justificar el comportamiento de sus hijos más allá de lo razonable.

Últimamente veo demasiados políticos comportándose como unos niños inconscientes e irresponsables, que además actúan como el alumno “yo no he sido” para así eludir ante sus votantes la responsabilidad sobre sus actuaciones, llegando incluso a culpar a otros o a las circunstancias von tal de desviar la atención. La cuestión es que si los votantes de un político deshonesto y mentiroso ven su comportamiento como el de un niño, es posible que también actúen con ellos como lo hacen esos padres que defienden y justifican las malas acciones de sus hijos.

Si el hecho de que unos padres justifiques los desmanes de sus hijos suele tener malas consecuencias para ambos, es fácil deducir que cuando en una sociedad democrática unos ciudadanos (por sectarismo o inconsciencia) apoyan la mala gestión de unos políticos estarán dañando irreparablemente la convivencia de todos.

En estos días bastantes ciudadanos parecen creerse los engaños y acusaciones infantiles e injustificables de ciertos políticos, apoyando sus ataques y exabruptos electoralistas. Admitir, defender y justificar lo que a la luz de la razón son enunciados artificiosos y postulados falsos, es preferir ignorar que todo eso es parte de actuaciones desesperadas y cortoplacistas para captar el voto generado del enfrentamiento entre los ciudadanos.

Para darse cuenta de que algo falla a extremos intolerables basta con ver como un cargo político responsable de las fuerzas de seguridad del estado ha llegado a amenazar a los políticos de una oposición democrática diciendo frases como “el que siembra vientos recoge tempestades”.

Pero lo peor es que quienes hacen estas amenazas a la oposición tienen la desfachatez de acusarla de fomentar el odio. Fomentar la violencia desde los poderes del estado, negarlo y acusar a las víctimas no es cosa de niños, es un acto tiránico (de fascismo dirían algunos) que destruye la convivencia. Quien lo defienda, justifique o apoye es tan mal bicho como quienes lo hacen. Fuerza y salud.

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