Los síndromes de compresión vascular se definen como una entidad causada por el atrapamiento de los vasos sanguíneos (arteria o vena), con una superficie rígida o semirrígida en un espacio anatómico confinado. El mismo afecta aproximadamente a menos del 1% de la población general.
Existe un espectro muy grande de síndromes, divididos principalmente de acuerdo a si el compromiso es arterial, venoso o mixto. Entre los más representativos se incluyen el síndrome de May-Thurner, nutcracker y opérculo torácico. La fisiopatología y clínica de cada síndrome depende del tipo de vaso comprometido, el sitio anatómico afectado y la causa subyacente que lo esté produciendo.
El diagnóstico se basa en el resultado de la evaluación clínica, las maniobras dinámicas al examen físico y el uso de métodos de imágenes. Como primer estudio, se tiene la ultrasonografía Doppler, la cual ha adquirido mayor uso en los últimos tiempos dando información importante para el manejo inicial.
Por otro lado, la angiografía por tomografía computarizada (ATC) sigue siendo el estudio de elección para el diagnóstico de esas patologías debido a su alta sensibilidad, fácil accesibilidad y alto rédito diagnóstico. La angiografía por resonancia magnética (ARM) es otro método de gran utilidad, ya que cuenta con una mayor resolución tisular y permite la cuantificación de la magnitud y dirección del flujo sanguíneo.