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Nuevas medidas timoratas para paliar la crisis

El presidente del Gobierno ha vuelto a anunciar un paquete de medidas extraordinarias que se estima que servirán para crear puestos de trabajo en plena crisis económica, que en España se está cebando cruelmente sobre los datos del paro...

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El presidente del Gobierno ha vuelto a anunciar un paquete de medidas extraordinarias que se estima que servirán para crear puestos de trabajo en plena crisis económica, que en España se está cebando cruelmente sobre los datos del paro. Rodríguez Zapatero ha cargado a los Presupuestos de 2008 una partida de 11.000 millones de euros para crear 300.000 puestos de trabajo, lo que significa que las cuentas del próximo año destinarán de forma extraordinaria más 36.600 euros para crear un empleo. De esta cantidad, 8.000 millones servirán para inyectar capital a la inversión pública municipal. El resto se reparte en paquetes destinados al sector de la automoción, la rehabilitación de comisarías, casas cuartel y cascos históricos, para actuaciones medioambientales y I+D.

Desde que Zapatero pronunciase la palabra crisis han pasado cinco meses y sus decisiones se pueden resumir en apenas tres puntos. Primero: se crea un Fondo de Adquisición de Activos Financieros al que pueden acudir bancos y cajas. Segundo: se aplazará parte de la hipoteca, hasta 500 euros y durante dos años, a aquellos desempleados que tengan que hacer frente a préstamos para viviendas no superiores a 180.000 euros. Tercero: se estudian líneas de crédito ICO para pequeñas y medianas empresas, pero se desconoce la cantidad, cuándo se pondrán en marcha, el máximo que se podrá solicitar o si el ICO recibirá una cantidad extraordinaria para dar abasto a las peticiones. Junto a otras decisiones, a grandes rasgos el Gobierno sólo ha salido a la palestra para solucionarles la papeleta a los bancos y cajas. 


En momentos extraordinarios hacen falta medidas extraordinarias y ahora es cuando se le reclama al presidente la valentía que ha demostrado en otras ocasiones. Hay que felicitar al presidente por apuntillar una fecha de caducidad a este dinero y destinarlo a los ayuntamientos. Se echa de menos que se facilite la creación de empresas, que se obligue a los bancos y cajas, bajo amenaza de no poder concurrir a las subastas de activos, a conceder cierto tipo de préstamos, destinados a la generación de riqueza. No hay valor para reducir los impuestos y tampoco se sabe si el Gobierno recortará sus gastos y aplicará un plan de austeridad ejemplar.

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