Alejandro Merello
Todo el que considere tener dos dedos de frente entiende que en la vida hay límites. Algunos de riguroso cumplimiento, otros más fáciles de superar. Los hay controlados por alguna autoridad; los que nos marcamos cada uno, ya sea a título personal o como miembros de una sociedad… Y luego están los límites políticos.
Lo de los “dos dedos de frente” es una expresión que arrastramos desde el siglo XIX, fruto de una corriente científica que establecía una relación directa entre el tamaño de la misma y la capacidad intelectual. Los dos dedos era la medida mínima para que una persona fuera considerada “normal”.
Y yo les pregunto: ¿los dos dedos tumbados o de pie?, ¿hablamos de ancho o de largo? Ya sé: suena a broma, pero bueno, tampoco el planteamiento parecía muy riguroso. Y es que para el límite político, parece que los dos dedos son de pie y más que relativos a la frente, abarcan a toda la cara al completo.
En esa tesitura andan en los alrededores de la Plaza Peral, debatiéndose entre echarle rostro pálido o buscar la excusa para poner el dedo tumbado en vez de en pie. Y los límites políticos, llamados “líneas rojas”, empiezan a cambiar de color. Si es que parece ser que nuestros políticos se vuelven daltónicos cuando el color de la línea no les conviene.
Estaremos ojo avizor, a ver como responde Ciudadanos a la inclusión de nuestro alcalde como investigado en la causa interpuesta por el empresario taurino, José Montes ¿Guardará la formación naranja su código ético en el cajón, aquel código que hacía incompatible el ejercicio de la función pública con la figura del investigado en un Juzgado?
Hagan memoria, ya aplicaron su código ético en este mandato. Que le pregunten si no a Carmelo Navarro, forzado a abandonar su acta de concejal por su inclusión como investigado al formar parte del consejo de administración de Suvipuerto en una causa abierta por el Juzgado número 1 de nuestra ciudad.
Pero claro, en esta ocasión hablamos del Alcalde y a todos nos surge la duda de si en esta ocasión, aplicarán o no su tan esgrimido código ético. Y para colmo de presiones sobre los naranjas, aparecen las denuncias de la oposición de casos de “enchufismo” flagrante por parte del primer edil.
Ya les advierto que las líneas rojas se volverán azules y que aquí se volverán todos daltónicos. Pasarán los días y llegará el edil estrella, el señor Calleja, que nos montará una cabalgata de la Virgen de las Cuevas y que llueva, que llueva…
