Altos cargos del Gobierno Central y también de la Junta de Andalucía, unos del PSOE y otros del PP, han criticado “las formas” y la “mala imagen” que ofrecen de Cádiz las protestas de los trabajadores del metal. Lo flipo, os lo juro, lo flipo. Os pongo un par de ejemplos.
El consejero de Hacienda, Juan Bravo, ha avisado de que la imagen que se está trasladando con la huelga del metal de Cádiz no es buena si se busca generar empleo y actividad y ha sostenido que “bloquear la ciudad o el entorno no es la mejor medida”. Bravo ha señalado que hay que “tener cuidado con las formas” de reclamar, porque no se da una buena imagen ya que algunos inversores han trasladado a la Junta que “no quieren Cádiz por la conflictividad laboral”.
Otro ejemplo. La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha admitido que preocupan “mucho” las imágenes de la huelga y ha llamado a la calma y a la responsabilidad. “No puede ser que haya comportamientos violentos y que se genere esta situación en el marco de una negociación de un convenio colectivo o de tipo laboral”, añadió.
Que el PP y el PSOE se preocupen por la imagen es para mear y no echar gota. Algunos de sus dirigentes incluso ponen el acento en el destrozo de mobiliario urbano y el consiguiente coste para los ciudadanos que pagan sus impuestos. Sí, han roto alguna farola, un par de semáforos, han prendido fuego a unos cuantos contenedores y un par de coches. Sí, cortan carreteras y vías férreas, lo cual es una molestia. Pongamos, tirando por lo alto (muy por lo alto, jejeje), que una farola vale 200.000 euros, los semáforos 500.000 euros, los contenedores 150.000 la media docena… pongamos que el coste total asciende, qué se yo, a dos millones de euros... algo incierto, pero bueno, seamos generosos con esos políticos de corbata y bolsos de marca.
Dos millones de euros para reivindicar la fuerza de los trabajadores, para que quede constancia del poder del obrero, para que a nadie se le olvide que sin esa mano de obra el país se va a la mierda. Para que la patronal sepa que sus ganancias provienen del sudor y del esfuerzo del currante, ya sea del metal, ya sea en la mar, ya sea sirviendo copas, ya sea barriendo calles, ya sea apagando fuegos, ya sea escribiendo artículos, ya sea recolectando nabos. Dos millones de euros quemados para que prenda la hoguera que alumbre la importancia de la lucha, de la reivindicación, del poder de la calle. No hay que olvidar que usted tiene vacaciones, jornada de ocho horas, días libres y demás derechos laborales que le alejaron de la esclavitud gracias a las huelgas, a las protestas, a la lucha obrera. Y aún así, en pleno siglo XXI estos derechos siguen sin cumplirse en muchos casos.
Y antes de seguir, un inciso. No se lucha contra el empresario o el patrón. No se pide que dejen de ganar dinero, se pide que reconozcan y valoren el esfuerzo del trabajador, del empleado, del obrero. Los empresarios son importantes, está claro. Pero sin el obrero no son nada.
Pero a lo que voy. Que el PSOE y el PP critiquen “las formas” me flipa. Les preocupa el coste de las protestas “violentas”. Pues qué quiere que les diga, hasta el año 2016 (hace cinco años, con lo que la suma ha subido bastante), el coste de la corrupción en España, desde la democracia, ascendía a más de 7.500 millones euros saqueados, robados, malversados... Hablamos, en ese año, de hasta 175 tramas de corrupción, de las que el PP y PSOE han protagonizado hasta 126 casos. Es decir, son, de lejos, los partidos más corruptos. Con lo que han robado da para comprar muchas farolas, contenedores y semáforos, e incluso da para garantizar las pensiones y sobra para regalar consoladores para ojetes tristes. Con lo que han robado, lo menos que deberían hacer es callarse. Por más que lleven corbatas y bolsos de marca, robarles a los ciudadanos 7.500 millones de euros es un acto de violencia mucho más grave que prender un puto contenedor en la avenida de los Astilleros de Cádiz.
Y quien no me crea, que recuerde la operación Púnica, 250 millones de euros; los ERE de Andalucía, 150 millones; Gürtel, 120 millones; o el caso Saqueo, 96 millones. Flipa, colega.
Realmente una farola ronda, aproximadamente y según modelo, los cinco mil pavos y un semáforo algo más de seis mil euros. Con lo robado por el PSOE y el PP, da para comprar 1.250.000 semáforos o 1.500.000 farolas. Es decir, en España podríamos tener semáforos en cada váter de casa. Verde para defecar, ámbar para orinar y rojo para esperar. Y farolas para iluminar hasta el sentido común de alguno de nuestros políticos para que así, al menos, no nos jodan.