Las pequeñas cosas

Lo verdaderamente importante y lo que de verdad tiene sentido en esta vida, casi siempre lo obviamos. Damos por hecho la mitad de las cosas, damos por sentado que nuestro día a día tiene que ser así, porque así ha sido ayer y antes de ayer. No caigas en el común error de la rutina. No caigas en el error de infravalorar lo que haces cada día para obtener todo lo que tienes. Cada día se hace aún más complicada la supervivencia, cada día cuesta más un recibo de luz, gas o agua, tener un techo para vivir, un trabajo en el que desarrollar tus virtudes aunque casi siempre veamos y demos más importancia a los defectos. Cada día se vuelve más complicado ser emprendedor y no porque no confiemos en nuestras ideas, sino porque cada vez el trámite es mayor y más difícil. Y como todo se está volviendo cada vez más complicado, tenemos aún mucho más mérito de seguir subsistiendo. De seguir creyendo en nuestros ideales, de hacer lo que realmente queremos hacer. ¿Dónde está el problema? En que somos tan sumamente exigentes que a veces nos olvidamos de lo más sencillo, disfrutar de las pequeñas cosas que cada día nos regala esta aventura de la vida.