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Un guiño nostálgico para volver a empezar

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TIANA Y EL SAPO (The Princess and the Frog
Calificación: ** 1/2 
dirección: Ron Clements, John Musker.
producción de dibujos animados de walt disney.
EEUU. 2009. 100 minutos.

John Lasseter, fundador y máximo responsable de Pixar (Toy story, Cars, Buscando a Nemo...), parece empeñado en reencarnarse en Walt Disney y en controlar todo el mercado de animación que producen ambos estudios, ya que su ámbito de actuación ha extendido su radio de acción a las típicas producciones Disney, en las que aparece acreditado como productor ejecutivo. Lo ha hecho, en primer lugar, en las producciones de animación digital realizadas para el mercado televisivo (Campanilla, Campanilla y el tesoro perdido), y repite ahora en el regreso de Disney a la animación clásica con Tiana y el sapo.

No es mala noticia conociendo al personaje, ya que su implicación en cada proyecto no es sólo económica, sino artística, hasta el punto de inculcar una filosofía que es la que ha hecho triundar sus películas Pixar: contar con un buen guión.
En el caso de Tiana y el sapo, el guión no resulta del todo convincente, ya que hay demasiados altibajos, momentos muy brillantes alternados con otros menos inspirados, pero se aprecia el notable trabajo de preproducción que hay detrás de la película, el sello Lasseter, a lo que hay que sumar el buen hacer de dos de los directores que contribuyeron a la remontada de la Disney a lo largo de la década de los noventa: Ron Clements y John Musker, responsables de La sirenita, Aladdin y Hércules.
Por lo demás, este nuevo producto Disney no es sólo el regreso a las técnicas de animación tradicional, sino a la fidelidad a un estilo, el del espectáculo fantástico musical, que cuenta aquí con la contribución de Randy Newman, que ha compuesto una banda sonora acorde con los escenarios donde se desarrolla la historia, los de la Nueva Orleans de principios del siglo XX. Su partitura contribuye a enriquecer una primera media hora de película excelente, con números sensacionales, como el de la reconversión de la vieja fábrica en el futuro restaurante de Tiana, y un virtuoso sentido de la narración que, poco a poco, ve lastrada su brillantez a causa de un guión que no mantiene el nivel y frena el ritmo y el interés de las situaciones precedentes.
En este sentido, todo el periplo de la pareja de batracios a través de los pantanos no resulta tan emocionante como pretenden hacernos ver y da la sensación de que no ocurre gran cosa. Al menos, la película sí explora con cierto interés otros aspectos no tan secundarios, como los relativos a la integración racial o el valor del sacrificio en el trabajo, que dan el toque de distinción que vuelve a acompañar a la Disney en este volver a empezar.

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