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El jardín de Bomarzo

La última aldea

Una de las cosas que tienen en común las modas son su carácter efímero y es por esto natural la tendencia a volver a lo de antes

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  • El jardín de Bomarzo.

Una de las cosas que tienen en común las modas son su carácter efímero y es por esto natural la tendencia a volver a lo de antes, que es lo de siempre, lo más sólido, lo menos aventurero. De unos años a ahora se han puesto de moda en política los partidos de nueva creación, algunos en la idea de ocupar espacios ideológicos vacíos, otros como Gremlins mojados vienen a ser copias del original con esos matices motivados, principalmente, por las disputas que siempre se originan en los órganos de poder. Así se creó la UPyD de Rosa Díez, nada conforme con la política del PSOE de entonces con respecto, sobre todo, al País Vasco. Unidas Podemos es otro ejemplo, salió del entorno de IU en aquellos círculos juveniles con Pablo Iglesias al frente proponiendo un mundo perfecto que ha quedado, en resumen, en los despropósitos constantes de Ione Belarra o Irene Montero y una sensación de caída libre, al margen de diputas que han propiciado escisiones como Adelante Andalucía o los conocidos Ganemos, Levantemos y demás emos. A Ciudadanos le sucedió algo similar. Cuando se creyó con músculo para zamparse al PP y el ego de Rivera le nubló la sensatez comenzó la caída en barrena que está a punto de convertir a la formación naranja en solo un recuerdo, de hecho cuando unas siglas caen en el descrédito del votante ya es imposible levantar vuelo y un ejemplo es lo que les ha sucedido en Andalucía que, pese al buen gobierno y como reflejo la mayoría absoluta del PP, no lograron mantener ninguno de los 21 diputados sumados cuatro años atrás cuando disfrutaban de estar de moda. Ahora el turno parece que le puede tocar a Vox, los males y errores que comete, de hecho, suenan a otros.

Las disputas en la cúpula, salidas sonoras por divisiones internas como la de Macarena Olona, que ahora pide disculpas por sus discursos contra la violencia de género y ataca a "la caverna" de Vox en lo que se interpretan como preliminares de libro antes de montar su propio partido, para lo cual tiene financiación. Lo haría tras las elecciones municipales si éstas representan un varapalo para la formación de Abascal. Y esto sucede justo cuando existe la disputa que el propio Abascal ha provocado con la salida de la secretaria general de Ortega Smith, que se presenta por Madrid y al que le están desmontando la organización que fue construyendo nombrando presidentes provinciales a su gusto. Abacal vio que el partido era más de Smith que suyo y, raudo, le pasó a cuchillo, como a todos los directamente nombrados por él. Esto, el hecho de que las municipales no son unas elecciones apropiadas para el corte de Vox y el carácter efímero de las modas pueden estar marcando la curva que voltea hacia el descenso de la formación y eso apuntan los sondeos. Y si los ascensos son pausados, las caídas son vertiginosas. Cual montaña rusa. Bien lo sabe Ciudadanos.

El PP hace cuentas. El regreso paulatino al bipartidismo es la moda del momento y en estas próximas municipales esa parece la tendencia, ante la cual las sumas para las mayorías de los gobiernos se presentan complejas con un centro ideológico vacío, una izquierda absurdamente fragmentada y una derecha que la ocupa, sobre todo, el PP, si bien la fuerza de los partidos radica en el poder de los territorios y ahí quien más músculo muestra es el PSOE, con sede abierta hasta en la última aldea de las Galias. También el PP, ciertamente, pero sobre todo el PSOE; eso a ambos les diferencia de otros que carecen de presencia en los territorios, de candidatos sólidos, de estructura y que solo con marca y oportunismo, con mensajes y discurso cosido al momento, buscan el Olimpo de los gobiernos.

Todos hacen cuentas, pero el PP en Andalucía sobre todo porque quiere refrendar en los cabildos el enorme resultado de Juanma Moreno de antes del verano, arrebatarle alguna diputación al PSOE como Córdoba, Granada y, tal vez, Cádiz -aunque las cuentas por partidos judiciales son claras y el cambio parece complicado-, quitarle alguna alcaldía sonora como Jaén o Huelva, donde han nombrado a una buena candidata como es Pilar Miranda, hasta ahora al frente del Puerto de Huelva pero que ya fuera concejal en la época de Pedro Rodríguez, o Granada, donde el partido judicial de la capital es clave para las cuentas de diputación y por esto la candidata elegida es la aún consejera de Fomento Marifrán Carazo, que tendrá el foco luminoso del cargo y que es, a todas luces, una gran decisión para que el PP recupere Granada y, con ella, la Diputación. Moreno la debe sustituir en Fomento, es previsible que aunque cause baja en abril para afrontar la campaña el presidente lo haga cuando remodele el gobierno y aunque en Málaga ya dijera hace unos días que su sustituta será mujer y de Granada, otros apuntan a que Antonio Sanz siga manejando hilos en la idea de ir colocando piezas suyas en puestos claves y logre convencer a su jefe para que nombre a Teófila Martínez, que así acabaría su carrera política en un área tan apetecible para ella como es la Consejería de Fomento. Y ya vería Sanz a quién poner al frente del Puerto de Cádiz, seguramente a alguien de su entorno más próximo. Todo ello en su idea de ir colocando piezas que contrapesen las que dejó puestas Elías Bendodo, muchas.

Cádiz es otra capital soñada por el PP, más ahora sin el concurso de Kichi. Al final ganó el perfil Juanma y se optó por Bruno García, que se ha resistido hasta el último minuto para no ser, porque no quería, pero que tampoco podía negarse al nivel que sí lo hizo Teófila, descartados como estaban tanto Cossi como Juancho Ortiz, a quien han prometido un cargo de mucho peso en el caso de que el PP alcance el gobierno de Diputación y Bruno García sea alcalde y no pueda ser presidente.

Hasta en la última aldea hay ruido, en todo caso. A cuatro meses de las elecciones, la moda de hoy parece volver a lo de siempre y lo de siempre es dónde gobierna el PSOE y dónde lo hará el PP, ya se verá cada cual con quién. Si pactaran que lo hicieran la lista más votada, cuánta energía se ahorraría ahora que anda tan disparada.

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