Si desea acercarse a la casa del futuro tendría que contactar con Ingelabs: controlar el horario en el que se conecta el aire acondicionado para que el hogar nos sorprenda cuando llegamos del trabajo en un mediodía cualquiera de nuestros veranos o, si está en la sierra, que la calefacción haya preparado un hogar a temperatura ideal mientras nieva en el exterior, o programar toda la casa de forma que nos vayamos de vacaciones y, desde fuera, parezca que hay alguien en el interior. Son algunas de las aplicaciones que la domótica que desarrolla Ingelabs nos ofrece y que ahora las encontramos en el mercado bajo su marca Iddero, aunque en esta empresa de base tecnológica, todo se adapta a sus necesidades.
Tres socios crearon Ingelabs hace unos cuatro años después de estar aplicando sus conocimientos de ingeniería en una empresa holandesa dedicada a la electrónica y a las aplicaciones industriales. Pero ellos tenían la idea de aplicar esos conocimientos pero a otros sectores, hacia la automatización de edificios y viviendas, la domótica como servicio a otras empresas. Así nació y se gestó Ingelabs, creando productos específicos para sus clientes, que lo incluían en sus catálogos. Pequeña pero con una especialización tan alta que sus sistemas domóticos eran utilizados por empresas de la categoría de General Electric o tan innovadoras como Airzone o Yerbabuena Software.
Ingelabs lo hace todo: hardware, software y mecánica. La I+D+i es su marca de trabajo. Ellos diseñan la electrónica del dispositivo, ingenian el software que le dará funcionalidad según la necesidad del cliente e inventan la macánica para su puesta en marcha. Aunque no tienen infraestructura para la producción y fabricación a gran escala (trabajan con una empresa alemana y otra catalana para esos menesteres), el control de calidad lo hacen en su sede, en el Parque Tecnológico de Andalucía, en el PTA de Málaga.
Guillermo Rodríguez, su director general, pone especial énfasis en la calidad (poseen el ISO 9001:2000) porque conseguir el sello supuso el momento de maduración de la empresa, en 2008, con buenos proyectos y para empresas de peso, el punto de inflexión que les hizo dar el paso y crear su propia marca, su propio catálogo de productos, a través de la marca Iddero. “Salimos del cascarón, ya no estamos detrás de los clientes, estamos presentes en el mercado”, apunta Rodríguez. El último reconocimiento lo recibieron hace apenas diez días, cuando era acreditada con la marca EIBT (Empresa Innovadora de Base Tecnológica) por sus soluciones para la automatización de edificios. La distinción, que es propiedad de la Asociación Nacional de Centros Europeos de Empresas a Innovación (ANCES) y que está reconocida por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, reconoce la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) de los galardonados, así como su aportación de productos punteros al mercado.
Automatización de edificios
Aunque sus sistemas se han aplicado en sectores muy distintos (incluso desarrollaron un sistema para controlar una flota de camiones de transporte, incluyendo la propia cadena de frío), donde se han especializado de verdad es en la automatización de edificios y viviendas, en lo que se incluyen desde oficinas hasta colegios, buscando siempre dos aspectos, la seguridad -minimizando y controlando los riesgos- y la eficiencia y racionalización energética.
Sus sistemas incluyen la seguridad técnica como la personal. Por ejemplo, la detección de fugas de gas (un SMS alerta del problema y un dispositivo corta el suministro) o la simulación de presencia (se apagan y encienden las luces como si la casa estuviera habitada). Los sistemas se adaptan a las necesidades del espacio y a las del cliente, utilizando las nuevas tecnologías y los sensores para enviar la información y comunicar al interesado si existe una alerta o detectar dónde está el exceso en el consumo energético. Y en tiempo real.
Como explica Guillermo Rodríguez, Ingelabs lo que aporta es I+D. “Si fuéramos productores no podríamos competir”, reconoce para apuntar que el hecho de ser siete personas (a los tres iniciales se han unido cuatro profesionales) le aporta una gran agilidad a la hora de desarrollar sistemas específicos, un dinamismo que unen a su alta capacidad de trabajo, una especialización que les hace acercarse a los 400.000 euros de facturación al año. Y eso teniendo en cuenta que comenzaron con inversión propia y que lo que les sirvió para arrancar fue un préstamo participativo de Invercaria, la sociedad de capital riesgo de la Junta con los que, reconoce, tienen una muy buena relación.
Y de cara al futuro, como todas las empresas en estos momentos, Ingelabs lo que quiere es “sobrevivir”, aunque Guillermo Rodríguez lo dice con confianza, sabiendo que la línea de trabajo tan específica en la que están inmersos les puede abrir muchos caminos, sobre todo en el campo de la eficiencia energética de edificios y viviendas, porque el marco normativo es muy interesante pero “eso no hace que cada propietario ahorre en cada factura”. La eficiencia energética en el hogar pero personalizada.