Gracias en primerísimo y destacado lugar al Señor por haberme concedido larga vida para haber podido llegar a este momento único e irrepetible en mi servicio a Él por medio de su iglesia, en este apasionante camino evangelizador como son las hermandades y cofradías. Gracias Señor Jesús por todo lo mucho y bueno que has realizado en mi, durante toda mi vida activa a Tú servicio.
Gracias a mi Iglesia Diocesana, representada en las personas de los dos Obispos con los que he podido trabajar y compartir, Don Antonio Dorado Soto y Don Antonio Ceballos Atienza, con los que siempre he mantenido muy buenas y estrechas relaciones y por la plena confianza que ambos siempre depositaron en mi.
Gracias al delegado Episcopal el padre Sebastián Llanes Blanco y a los diferentes directores espirituales del Consejo, con los que he podido compartir tantas horas de trabajo, muy en especial al padre Salvador Rivera Sánchez, arcipreste de la ciudad, por su amistad y apoyo.
Gracias al director del Secretariado, mi entrañable amigo Alfonso Caravaca, al que siempre le tendré que agradecer sus innumerables consejos y a todos los cofrades del Secretariado Diocesano, así como a los presidentes de los Consejos Locales de la Diócesis, por concederme su amistad, afecto y respeto a lo largo de las muchas reuniones que hemos mantenido juntos como miembros de la Junta Permanente del Secretariado Diocesano para las Hermandades y Cofradías.
Gracias a los hermanos mayores de todas y cada una de las hermandades y cofradías de mi ciudad, a los actuales y a los que ya no lo son, pero con los que siempre he podido compartir a gusto y desarrollar un buen trabajo en equipo, a sus grupos de jóvenes y a todos los cargadores, tanto de la JCC como de las cuadrillas de hermanos de nuestras Hermandades y Cofradías, a las bandas de música y a sus respectivos directores, y a los medios de comunicación social por el apoyo que nunca me ha faltado.
Gracias a todos los cofrades que durante los 17 años en que he representado al Consejo Local de Hermandades y Cofradías, me han acompañado en las respectivas juntas permanentes de este organismo cofrade en los distintos periodos en que he sido su presidente, desde septiembre de 1974 hasta el pasado día 22 de julio, y que tantas y tantas horas de trabajo ilusionado he podido compartir con ellos.
Gracias, como no, a mi familia, a mi esposa y a mis hijos, por el tiempo que no he podido disfrutar de ellos durante tantos días de mi vida dedicado al mundo cofrade, pero que han sabido recompensarme siguiendo mis huellas en torno a nuestra querida Hermandad de Los Estudiantes, por lo que me siento muy orgulloso y que gracias a Dios y a la hermandad, sigan a Cristo en unión de sus familias por el resto de sus vidas.
Y un agradecimiento muy especial para todos y cada uno de mis conciudadanos y vecinos, que han sabido valorar el esfuerzo y el trabajo realizado, esforzándome año tras año en unión de los dirigentes cofrades de las Hermandades y Cofradías, para llegar a situar a la Semana Santa de la Isla en el lugar que hoy ocupa en el contexto de las de nuestra Andalucía, y muchas gracias también a tantas personas conocidas como anónimas que me han felicitado por el éxito obtenido con la celebración de la Solemne Procesión Magna, que ya ha pasado a formar parte de la historia reciente de nuestra ciudad y que tanto a colaborado a engrandecer los actos del Bicentenario de las Cortes Generales de 1.810.
Y no puedo dejar de agradecer a nuestro actual alcalde y a todos los anteriores regidores de nuestra ciudad así como a sus respectivos equipos de gobierno, la mutua colaboración y entendimiento que hemos mantenido en todo momento, siempre pensando en el beneficio de nuestra ciudad.
Con mi afecto y eterna gratitud.
