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16/06/2024
 

¿Pérez-Reverte? A tomar por culo

La decisión del escritor Arturo Pérez-Reverte de renunciar a ser el comisario de la Exposición del Doce por las críticas vertidas por algunos miembros de la oposición ha desatado la polémica esta semana

No hay nada más difícil que hablar de alguien a quien siempre has admirado y más aún tener que hacerlo en su contra, pero en ocasiones la lógica se impone (o se debe imponer) al sentimiento y decir lo que te dicta la cabeza y no el corazón. Y sobre la polémica sobre el escritor expré (‘ex’, porque ya no va a ser comisario y ‘pre’ porque todavía no había aceptado el cargo) Arturo Pérez-Reverte no puedo menos que posicionarme en contra de él, tanto en la forma como en el fondo. Y no quiero hacer aquí un panegírico contra el escritor (entre otras cosas porque, si no le gusta, me puede partir la cara verbal y literiamente, y ya sabemos cómo se las gasta cuando está enfadado) sino contra quienes han propiciado todo este embrollo, por supuesto él incluido.

En esta historia hay dos cuestiones que creo que se deben matizar antes de hablar. Por un lado, está la propia Exposición del Doce. Nadie duda de que el Bicentenario no es un acontecimiento más de la ciudad, sino que es un símbolo de todo el país y un punto de inflexión para que Cádiz pueda cambiar de cara al futuro. Por eso, cada acto que se haga, cada obra que se realice y cada apuesta que se concrete no es únicamente algo para celebrar ese año, sino que se va a quedar en la propia ciudad. Sea el segundo puente o sea la propia Exposición, todo lo que marque este acontecimiento se quedará para siempre, como infraestructura o sólo como parte de la historia de esta ciudad. Por eso invertir en cada iniciativa es invertir en Cádiz. Pero, por desgracia, existe una crisis, de la que no se tiene aún noticias de cuándo va a acabar, que se está llevando por delante no sólo la economía, sino el empleo y casi la vida de miles de gaditanos y a los que no se les puede decir que se van a destinar un puñado de miles de euros no a una exposición, sino a quien la va a dirigir. No dudo que el trabajo que puede realizar Pérez-Reverte en esta muestra valga cada euro que se le pague, soy consciente de que detrás de muchas de las críticas que se han hecho a su intento de contratación hay mucho populismo electoral, pero también estoy convencido de que se debe tener más mano izquierda a la hora de decir en qué se gasta el dinero público. Y puede que la exposición que hizo el escritor expré con motivo del Dos de Mayo fuera todo un éxito, pero no sé cuántos gaditanos fueron a Madrid a verla por el hecho de ser él el comisario y, sinceramente, no sé cuántos madrileños, asturianos o gallegos vendrían a Cádiz a ver la del Doce por firmarla él. Lo que sí sé es que, aunque se puede perder calidad, no sólo se debe pensar en la imagen de lo que se vende, sino en la imagen que se vende a los gaditanos que siguen sin empleo, a los que han estado encerrados en una iglesia sin que nadie les haya hecho ni puto caso y a los que sólo quieren que se invierta en crear empleo y soluciones para la ciudad.
La otra cuestión que se debe matizar radica, curiosamente, en la principal virtud que siempre he visto en Pérez Reverte: su independencia y claridad cuando ha sido periodista y articulista. Podría casi citar hasta párrafos (muchos de ellos realmente crueles, aunque no por ello menos ciertos) donde ridiculiza y deja en tela de juicio a los políticos que gastan el dinero público en sus propios caprichos. Y es precisamente dinero público el que él iba a cobrar por hacer esta Exposición, por lo cual debe asumir que también debe ser objeto de crítica o de halago por el uso que haga de dicho dinero. E Izquierda Unida, el PSOE o un vecino del Pópulo tiene no sólo el derecho, sino el deber de criticar lo que no le gusta o no comparte, porque son sus impuestos los que le iban a pagar su sueldo de comisario. Por eso, no entiendo cómo ha reaccionado el escritor. Si cobra de las arcas públicas debe asumir los riesgos que conlleva, sea por electoralismo, por una simple convicción de que puede no ser la persona idónea para hacer la muestra o por que sí es el idóneo pero no al precio que reclama para ello.
Puede que en esta historia se hayan juntado el hambre con las ganas de comer, que la idea que tenía en mente no se haya ido cumpliendo, que el proyecto no va tan rápido como esperaba ni que, quizás, los fondos previstos sean los que a él le hubieran gustado disponer, unido a un cierto rechazo político en pleno proceso electoral. Pero en cualquier caso, nunca puede reaccionar como lo ha hecho arremetiendo contra un político, que le podrá gustar más o menos, pero representa la voluntad democrática de una parte de esta ciudad. Si entra en el juego del dinero público, debe atenerse a las reglas del juego, porque para eso están. Y si tiene dudas sobre cómo pensar, le recomiendo que relea sus propios libros o sus artículos y piense que de quien habla no es de un rey, un alcalde o un delegado derrochador, sino de él mismo, de alguien que iba a cobrar del dinero de todos los ciudadanos de esta ciudad. Y a quien eso hace se le puede decir de todo, desde aplaudirle (como están haciendo muchos) hasta mandarle a tomar por culo, seamos o no gentuza por el simple hecho de pensarlo.

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