Ramón Corrales que ya pasó del reino de los vivos, al trasiego de la otra vida , no se me sale de las sienes y me bambolea su voz tan sabia , criticando este mundo tan raro, de alcaldes faribullones e insultantes, escritores pajilleros y entendidos académicos, que retumban por esa boca creyendo – y lo peor es que puede que sea cierto –que cuánto más borde seas , más gente te lee. No empezaré con lo de siempre de que la Esteban gana millones, a costa de nuestra ignorancia , que no la suya, porque dirá barrabasadas, pero nosotros las pagamos , cuando enchufamos el televisor y aumentamos el sonido , para presenciar el circo que se nos sirve, tan hábilmente aderezado.
No nos engañemos, nos va la marcha del horterismo, de la fanfarria, de la hijoputez sobrevenida, el descaro y la grosería que vende, y frente a ellos, pobres de nosotros , la racanez, vaya soplapoiada, de quererte leer un libro y encima entenderlo. Si uno de mis hijos me dice que va a ser poeta o artista , no saben cómo lo correteo , hasta que le haga cambiar de idea, porque quién en su sano juicio, se mete hoy día a leer poesía o a observar, no ya a comprar, un hermoso cuadro, cuando los chinos los venden, a los antiguos veinte duros y te puedes bajar por internet , si nos interesara, las mil mejores poesías , de la lengua castellana. Hemos hecho pillerías, convirtiéndonos en piratas de la red, para bajarnos libros y más libros y enciclopedias, que no abultan , pero que ni tiempo tenemos de leerlas, porque nos embrutecemos, el día a día , con los comentarios de un alcalde que cambió, no el año , sino el siglo de existencia, y que cree, como el pegotero Arturo, que las mujeres nacemos con cintura de avispa y tacones de fuelle, para que demos pasos pequeños, porque se ha suprimido el ministerio de las brujas conspiradoras y ya no tenemos abeja reina que nos proteja.
Pero mira por donde que seguimos siendo fuertes y levantándonos , y a veces, llegamos, aunque a muchos les duela, por nuestros propios medios, sin tener que descalificar , ni dar empellones, que con apretar dientes y subir barbilla, ya nos vale , que nacimos de parto y en parto constante, vivimos, pariéndonos a nosotras mismas, a cada paso que damos, hincando la planta de los pies, para marcar el cemento que trabajamos, con la fuerza de la conciencia