Hay que visitar Fitur

Publicado: 25/01/2024
Autor

Vicente Parra Roldán

Abogado y profesor, ha estado vinculado a los medios de comunicación onubenses toda la vida y colabora desde hace años con Viva Huelva

Calle Palacio

El articulista propone un paseo por las calles y situaciones de Huelva

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En estos días son muchos los que, sin miedo a las posibles consecuencias, se montan en el Alvia mañanero camino de Fitur, el ombligo de este país
En estos días son muchos los que, sin miedo a las posibles consecuencias, se montan en el Alvia mañanero camino de Fitur, el ombligo de este país cuando tan solo es una feria dedicado a profesionales y que, poco a poco, se ha convertido en una visita a las rebajas madrileñas a costa de cualquier Administración.

Sí, porque a Fitur acuden representantes del Estado, de las Comunidades Autónomas, de las Provincias, de las Comarcas, de los Ayuntamientos y de la Asociación de Vecinos de la esquina. Mientras haya un organismo que pague los billetes, las comidas, el alojamiento y, por supuesto, las dietas. Todos marchan con un objetivo: dar a conocer las beldades de su pueblo para atraer al gran público como si el pagano no supiera de antemano dónde va a dejar este verano su dinero a cambio de sus vacaciones.

¿Qué ofrece este año nuestra provincia como novedad en la campaña de captación de veraneantes? Prácticamente nada nuevo, sino que hay una repetición de hoteles suprafamiliares todo incluido y precio reducido que se llenan de un público que, durante su estancia en la playa, no va a gastarse un duro más porque ya viene estrechito. Mucha playa mañanera, tarde en la piscina y a aprovecharse de la pulsera. Algunos de estos visitantes no saben el color de los ladrillos de los paseos de nuestras playas.

Pero eso no dice en Fitur, sino que se habla de cifras inimaginables que nos hacen pensar que el verano es una fábrica de hacer billetes en nuestras costas donde amarran grandes buques, hay espectáculos de ocio de primer nivel o están asentadas unas vías de turismo que congregan a un buen número de personas. Y se habla de un elevado número de ocupaciones que, a la hora de la verdad, no llega a tanto.

Pero eso no importa a quienes acuden a Fitur, que solo se tienen que preocupar de situarse bien en esa presentación que hace el concejal del pueblo y a la que solo asiste el equipo del vídeo comunitario del pueblo y, cuando termine el acto, tener cogida la hora donde van a ofrecer un suculento aperitivo en un pabellón cercano y, si es posible, entablar “conversaciones comerciales”  con invitados de otras zonas del país.

Ves las imágenes de un pabellón y solo aprecias cómo los presentes, no muchos en ese acto, están comiendo y bebiendo. Hay quienes hacen una escala de la calidad de los jamones probados a lo largo del día, pero no se les ve charlando con otras personas a las que, presuntamente, les está vendiendo las excelencias de nuestra tierra y, especialmente, de lo que representamos. Y eso que en Fitur cabe todo, desde la presentación de un cartel de Semana Santa hasta la de la Reina y Corte de Honor de un pueblo perdido de la España apagada pero que también tiene derecho de estar en Fitur.

En la Feria está todo inventado y marcha por inercia y no va mejor porque se meten muchas manos que quieren dejar su “firma”, cuando lo mejor que podían haber hecho en quedarse en su casa y no gastar el poco dinero del que dispone su Corporación. Pero no, hay que estar ahí pues quien no acude a Fitur, invitado por supuesto, no es nadie, y así se quejan algunos que fueron y ya no son nadie en el mundo social, que no económico y, mucho menos, turístico que, para esas gestiones, están los técnicos.

¿Y las noches de Fitur? Auténticos ríos de noticias surgen -unas de verdad y otras inventadas- pero nuestro representantes presumen de dejar bien alto el pabellón onubense tanto dentro como fuera de Fitur. Y, a veces, tienen suerte y venden más de lo propuesto en un principio. Pero a Fitur no se puede faltar en estos momentos tan transcendentales para el turismo.  

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