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La última víctima del 11-M, veinte años de la primera muerte de un GEO en acto de servicio

Acorralados durante horas, no dudaron en detonar sus cinturones bomba para causar una explosión que alcanzó de lleno a Francisco Javier Torronteras

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  • Acto homenaje a la víctimas. -

El 3 de abril de 2004, veintitrés días después de los atentados del 11M, siete yihadistas responsables de la masacre eran cercados por decenas de policías en un piso de Leganés. Acorralados durante horas, no dudaron en detonar sus cinturones bomba para causar una explosión que alcanzó de lleno al subinspector del GEO Francisco Javier Torronteras, la última víctima de los terroristas y la primera de esta unidad.

Tan solo un día antes, con España aún en shock por los 191 muertos en los trenes, esos mismos terroristas escondidos en Leganés intentaron perpetrar otro atentado que fue frustrado. La Guardia Civil desactivó un artefacto colocado en la vía del AVE Madrid- Sevilla en la provincia de Toledo con 12 kilos de Goma 2 Eco, el mismo que el utilizado el 11M y el que tenían en el piso.

El nuevo escondite para preparar más atentados

Hasta esa vivienda llegó la Policía después de que un veterano comisario diera con la pista gracias a un número de teléfono incluido en la investigación del 11M que llevaba a uno de los inquilinos de la puerta 2 de la primera planta del número 40 de la calle Carmen Martín Gaite en la localidad madrileña de Leganés.

El piso había sido alquilado por los terroristas a principios de marzo, pero no se trasladaron a él hasta aproximadamente la cuarta semana de ese mes, después de que la Policía detectara una casa en la población madrileña de Morata de Tajuña en la que se planeó el 11M.

En este nuevo escondite, los terroristas planeaban nuevos ataques, como constataron una cinta de vídeo hallada tras la explosión en la que amenazan con más acciones y el hallazgo de más de 200 detonadores de cobre y dos mochilas dentro de un armario con unos diez kilos de dinamita Goma 2 ECO, además de la cantidad empleada para inmolarse que se llegó a cifrar entre 15 y 20 kilos.

Una actuación para neutralizar la célula y un suicidio "autorizado"

Es 3 de abril, sábado, víspera de Domingo de Ramos. Desde primera hora de la tarde se activa un dispositivo policial que va en aumento cuando los agentes constatan que en el interior puede haber algún presunto yihadista. Uno de ellos baja la basura, se percata de que hay policías, avisa al resto y huye.

Pocas horas después y tras varias llamadas, entre ellas a un líder encarcelado en Londres que autorizó su suicidio colectivo, los terroristas celebraron una ceremonia de purificación, se vistieron con túnicas blancas que improvisaron con cortinas de la vivienda y se lavaron con agua de La Meca que había traído a España otro implicado, que fue detenido semanas después.

A las nueve menos cinco de la noche y después de unos disparos y de que el GEO reventara la puerta del piso, los terroristas detonaban sus cinturones, lo que provocó una fuerte explosión que destrozó por completo cuatro o cinco pisos.

La detonación acababa con la vida de siete terroristas -aunque no fue hasta meses después cuando todos pudieron ser identificados- y del subinspector del Grupo Especial de Operaciones (GEO) Francisco Javier Torronteras Gadea, nacido en Madrid en 1962, casado y padre de dos hijos estaba destinado a esta unidad desde 1990. Su muerte fue la primera baja del GEO desde su creación hace 46 años.

Pese a las críticas a la actuación aquel día, la Policía defendió el operativo de ataque al piso. "La decisión de intervenir fue valorada, decidida y ejecutada atendiendo a la necesaria neutralización de los terroristas, estableciendo como prioridad la máxima seguridad ciudadana y preservando todo lo posible la integridad del operativo policial", señaló la Dirección General en un comunicado, en el que dejó claro que estaba "evaluado y asumido" el riesgo.

Dos máximos responsables del 11M entre los suicidas

Fueron necesarios seis meses para que los restos del último de los siete yihadistas suicidas pudieran ser identificados como los del ciudadano argelino Allekema Lamari, considerado por la Policía como el emir "cabecilla" del 11-M.

Previamente, la policía científica ya había identificado a los otros seis suicidas que resultaron ser Asrih Rifaat, Abdennabi Kounjaa "Abdallah", los hermanos Rachid y Oulad Akcha, Serhane Ben Abdelmajid "El Tunecino" y Jamal Ahmidan "El Chino", estos dos últimos considerados por los investigadores como el coordinador de los atentados del 11M y su lugarteniente, respectivamente.

Además, Asrih Rifaat fue también identificado como la persona que depositó pasadas las ocho de la mañana del 2 de abril de 2004 la bolsa de supermercado con 120 kilos de dinamita en el punto kilométrico 61,2 de la línea del AVE entre los términos municipales de Mocejón y Villaseca de la Sagra, en la provincia de Toledo.

Tras los sucesos de Leganés y con una veintena ya de arrestados, la Policía Nacional dio por desarticulado el núcleo central del comando que perpetró los atentados del 11-M, que llegó a contar con 200 kilos de dinamita, de los que unos 120 se emplearon para las bombas de los trenes.

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