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Lunes 17/06/2024  

Ahí está Alemania

Paul Krugman (1953) es un prestigioso economista norteamericano, de tendencia neokeynesiana, que ha sido uno de los más agudos y tenaces críticos de la Administración Bush...

Paul Krugman (1953) es un prestigioso economista norteamericano, de tendencia neokeynesiana, que ha sido uno de los más agudos y tenaces críticos de la Administración Bush. En 2004, Krugman recibió, en España, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y, en 2008, fue galardonado con el Nobel de Economía. En el diario El País del pasado lunes 22 del mes en curso, aparecía un artículo de Krugman titulado La insensible guerra europea. En dicho artículo, Krugman hablaba de cómo los políticos de signo conservador están obstaculizando la adopción de medidas contra la crisis por parte de los Estados, y señalaba directamente a Angela Merkel, canciller alemana, como saboteadora de un imprescindible plan de rescate europeo.

El aparato económico de la Merkel (que va por libre) se opone a cualquier programa de estímulos fiscales destinado a un relanzamiento de la demanda. Peer Steinbrück, ministro federal de finanzas, no quiere ni oír mentar a Keynes y se dedica a leerle la cartilla a los responsables económicos de otros países de la UE (la mayoría) que entienden la imperiosa necesidad de un proyecto común europeo frente a la actual situación. Algunos podrían extrañarse de que Steinbrück sea miembro del Partido Socialdemócrata (SPD), pero ya sabemos quiénes son los socialdemócratas alemanes desde el Congreso Extraordinario de Bad Godesberg en noviembre de 1959. Hoy en Alemania el poder está en manos de una Gran Coalición en la que se integran los democristianos (CDU), los socialdemócratas (SPD) y los socialcristianos de Baviera (CSU); es decir, una amplia alianza de derechas de todos los colores y de diferentes grados.

Alemania, a pesar de toda la prepotencia y de todo el sospechoso orgullo nacionalista del gabinete Merkel, no sólo está en recesión desde septiembre (hecho confirmado por la Oficina Federal de Estadística) sino que las cosas siguen empeorando. El índice IFO alemán de diciembre descendió hasta los 82,6 puntos desde los 85,8 de noviembre. Este índice es el que mide el clima de confianza empresarial en la República. El Instituto de Estudios Económicos IFO, con sede central en Munich, es una de las entidades que gozan de más credibilidad en materia de análisis económico en Alemania. Las previsiones del IFO, en un informe de mediados de diciembre, apuntan hacia una caída del PIB del 2,2% para 2009, además de un aumento del desempleo que afectaría, como mínimo, a medio millón de personas; y hacia una disminución de las exportaciones (6%) más una bajada de las inversiones (de hasta un 10%), originada ésta última por las malas expectativas de las empresas y sus dificultades para lograr una adecuada financiación. Los datos relativos al déficit público tampoco resultan halagüeños, ya que el IFO calcula un incremento que alcanzaría el 1,4% en 2009 y el 2,9% en 2010 con respecto al PIB. Con estas cifras en la mano, el IFO pronostica, según refrenda Krugman en su artículo, que “Alemania se enfrentará pronto a su peor crisis económica desde los años cuarenta”. En conexión con lo anterior, Jürgen Michels, un destacado gerente de Citigroup, se atreve a mencionar el término catástrofe aludiendo a los graves problemas de la industria.

La producción industrial en Alemania cayó un 2,1% en el mes de octubre y las perspectivas de recuperación no son optimistas debido al importante declive de la demanda tanto interna como externa. Los sindicatos han solicitado al ejecutivo de Merkel una ayuda de 100.000 millones de euros para los dos próximos años, lo que supone más del triple de lo establecido, en principio, por el gobierno federal que, no obstante, parece que, por fin, se verá forzado a introducir ciertas rectificaciones en su, hasta el momento, raquítico programa de reactivación. Pero cuidado con los alemanes.

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