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Sábado 20/04/2024  

Un monólogo con Ontanaya de ?gracioso?, (0-0)

El Xerez dominó completamente durante los 90 minutos

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  • Penalti claro a Antoñito. -
  • Ontanaya anuló un gol en el minuto 82 y fue muy permisivo con el juego duro del Alcorcón
  • El árbitro se tragó también un penalti sobre Antoñito
El Xerez no encontró las vías para penetrar en la tupida zaga madrileña, pero Ontanaya se tragó un penalti a Antoñito y anuló un gol de forma extraña.
Cuando las cosas no salen, no salen. En esa dinámica está el Xerez. No le salen las cosas y a pesar del acoso y derribo al que sometió a un Alcorcón raquítico no logró meter un gol, ni siquiera disparó entre los tres palos hasta el minuto 81 e, incluso, su pichichi, José Mari, falló una oportunidad que, en condiciones normales,  no hubiese marrado. Pero es que además en el minuto 82 se le anuló un gol un tanto extraño, ya que si se mira y remira la acción lo único que se podía haber señalado era falta de José Mari, en el afán del sevillano se llevar el esférico al fondo de la red. Antes se había dejado de señalar un penalti de libro, de esos que los árbitros no dudan en señalar en contra del Xerez. Ontanaya se sacó las tarjetas y le enseñó la amarilla a Antoñito por haber supuestamente    simulado una caída. Increíble, pero cierto. Como increíble fue que los que vestían totalmente de amarillo se fuesen con sólo cuatro tarjetas admonitorias cuando se habían hartado de hacer faltas por la derecha, por la izquierda y por el centro, cuando hubo jugadas en las que claramente eran merecedores de amonestaciones, pero el colegiado no estaba por la labor, aunque sí se mostró dispuesto a amonestar a los xerecistas que sin dar una sola patada empataron también en esas estadísticas con los alcorconeros.
Al Xerez, al margen de errores tácticos o técnicos, le está faltando la suerte con el gol y también la fortuna con los arbitrajes. El penalti de Huesca, la labor sibilina de ayer...volvemos a los primeros tiempos de la temporada y el equipo eso lo acusa. También acusó ayer la afición al trío arbitral por su incompetencia y terminó aplaudiendo a un equipo que lo había dado todo, que había hecho del encuentro un monólogo pero que no encontró la forma de meterle mano a un Alcorcón que llegó con una defensa de cuatro, con un Alberdi sensacional como pivote, con tres hombres por delante, con el ex xerecista Samuel Baños a buen nivel y teniendo arriba la referencia de Quini y Fernando Sales en la media puntita escorado en la derecha. Fue inalterable el sistema, aunque Anquela finalizó incluso retirando del campo a Quini. Daba por bueno el empate. Tanto es así  que Chema no tocó un balón en el segundo tiempo hasta el minuto 75 y fue un esférico muerto.
La mejor ocasión de los locales llegó en el minuto 59 cuando José Mari se fue de los centrales, encaró a Manu Herrera, pero se fue escorando tanto que terminó perdiendo el balón por la línea de gol. No es lo habitual, pero es que este Xerez parece gafado en los últimos encuentro. José Mari remató de cabeza en el 81, pero Manu paró bien en el centro del portal y luego llegaría el tanto anulado. Antes de la acción de José Mari llegó un cabezazo de Gioda, al saque de un balón parado, pero no concretó ante puerta.
En el primer tiempo la primera gran oportunidad azulina llegó por mediación de Bermejo que remató fuera de cabeza un centro espléndido de un sobresaliente Mendoza, que hizo un encuentro espectacular, tanto defendiendo como subiendo su banda. Chema metió los puños en una falta en la que Samuel le quiso sorprender desde el centro del campo y Bermejo se encontró con un balón en el punto de penalti, pero no supo resolver. Luego llegaría el único acercamiento real del Alcorcón en todo el partido. Fue en el minuto 38 y el lateral zurdo Ángel envió al palo derecho de Chema.
Ahí murió el fútbol ofensivo del Alcorcón, mientras que el Xerez lo intentaba por activa y por pasiva en el primer periodo en el que Bermejo, tocado, tuvo que dejar su puesto a Óscar Díaz.
Lo del segundo tiempo fue un dominio abrumador de los azulinos. Parecía imposible que no se concretasen acciones de peligro sobre el portal enemigo. El acoso y derribo era constante, el Alcorcón cada vez se encerraba más, hacía falta tras otras, Babín sujetó a Antoñito y Ontanaya terminó de protagonista. 

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