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A(Em)prendiendo

Eficacia y eficiencia

Viendo la cantidad de textos sobre gestión es fácil pensar que es tarea imposible aprender lo necesario para crear o gestionar una empresa

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  • Eficacia y eficiencia. -

Viendo la cantidad de textos sobre gestión es fácil pensar que es tarea imposible aprender lo necesario para crear o gestionar una empresa o cualquier institución. No obstante, al igual que todos los mandamientos de la ley de Dios se resumen en dos, eficacia y eficiencia son los dos conceptos básicos de la administración y gestión. Siempre que tengamos dudas en relación a qué tenemos que hacer podemos recurrir a estos dos principios, que muchas veces se tratan como sinónimos y acaban vacíos de contenido. Nos encanta usar palabras que suenan bien y que añaden empaque al discurso para que suene más importante: estratégico, innovador, disruptivo, sostenible, resiliente, etc., aunque a fuerza de escucharlas sin saber qué implican acaban por no significar nada.

De forma general, la eficacia supone conseguir los objetivos propuestos, y la eficiencia busca conseguirlos optimizando el empleo de recursos. No obstante, la eficacia no solo es necesaria en el cumplimiento de los objetivos previstos, sino que hace falta mucho antes, en la definición correcta de los objetivos adecuados de acuerdo con las necesidades del entorno. Eficacia significa hacer las cosas correctas, y eficiencia implica hacer las cosas correctamente. La primera tiene que ver con qué cosas se hacen, y la segunda con cómo se hacen las cosas. Eficacia y eficiencia son independientes, aunque lo ideal sería que se dieran conjuntamente.

Es más sencillo valorar la eficiencia que la eficacia, igual que es más fácil tratar los síntomas que atacar las causas que los provocan. Cuando tenemos fiebre lo más urgente es usar un antitérmico para bajarla, pero lo importante es descubrir la causa y atajarla para no ocultar el problema. Para valorar la eficacia no solo hay que fijarse en si se cumplen los objetivos, sino si realmente eran los objetivos adecuados. No tiene mucho sentido preguntarnos si hemos sido más o menos eficientes intentando cumplir objetivos inadecuados.

Jaén lleva mucho tiempo con fiebre y la debilidad que ello implica para una provincia castigada por el desempleo, la falta de inversiones e infraestructuras que, comparativamente con nuestro entorno, limitan nuestro desarrollo. Algo estamos haciendo mal cuando en muchos indicadores seguimos a la cola después de décadas de esfuerzos. O estamos definiendo mal los objetivos o estamos fallando en cómo alcanzarlos. Hacer muchas cosas no significa hacer las adecuadas. Gastar poco solo nos llevaría a lo del dicho de “en no comiendo, vamos sacando para los gastos”. Necesitamos liderazgo para definir lo correcto y saber sumar esfuerzos para hacerlo.

 

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