El sanchismo

Publicado: 21/10/2024
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Arturo Pérez Reverte lo ha dicho contundentemente: “No es que Sánchez venda a su madre, es que vende a la tuya”
Pedro Sánchez, en el agrio debate sobre migración celebrado la pasada semana en el Congreso, adoptó un tono bronco en su discurso, más propio del que se hace desde la oposición que el de un presidente de Gobierno, quizá porque inconscientemente comience a sentirse en la oposición ante el vacío de una legislatura en la que no se aprueban leyes, y por la dejadez de sus socios, cada uno a lo suyo. Sumar ya no existe como partido político, aunque no haya desaparecido oficialmente. Y Puigdemont habita abrigado por una senyera en su ensoñación de ilusionista político en Waterloo. Sánchez espetó a Feijóo con eso de “la jefa”, en referencia a Isabel Díaz Ayuso, un término, la jefa, que suena muy desfasado, como cuando algún rezagado decía en el bar después de tomarse dos tintos: “Me voy a casa que me regaña la jefa”. Sánchez vislumbra que culminar la legislatura es más una ilusión que una alusión, entre el ‘caso Koldo’ y el ‘caso Begoña Gómez’, dos asuntos que pintan al sanchismo del color del final del felipismo, el color de la corrupción, cuando FG se refugió en los bonsáis y en la política exterior para evadirse de las cuestiones domésticas. “Lo que no me mata me hace más fuerte”, escribió Nietzsche, y eso puede pensar Sánchez, pero el presidente ha perdido ya la mayor parte de su capital político, debido a las continuas concesiones a los partidos independentistas.

Arturo Pérez Reverte lo ha dicho contundentemente: “No es que Sánchez venda a su madre, es que vende a la tuya”. Y el PSOE ha despertado bruscamente del apacible sueño de tener un líder imbatible, sobre todo a raíz de la denominada financiación singular de Cataluña, y hay barones socialistas que están en un grito, unos por los asuntos económicos para su territorio, y otros por su propia supervivencia política. Como el madrileño Juan Lobato. O el andaluz Juan Espadas. El socialismo madriles se mueve en una permanente contienda interna desde hace lustros que le impide emerger. Además, Ayuso ha ganado la batalla ideológica a Sánchez, que en Madrid parece el enemigo íntimo de la región. Y, en Andalucía, el PSOE perdió la muy preciada alcaldía de Sevilla tras el salto de Espadas a la secretaría regional. Juan Espadas aparecía a los ojos del personal como un buen alcalde y controlaba el cargo. Ahora hay quien le empuja desde Ferraz (y desde su comunidad, claro) a salir. Con seguridad que en estos días Espadas ha pensado en decirle a Sánchez alguna cosa a la cara. Pero, ¿a cuál de las caras de Sánchez?

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