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Sevilla

La red eléctrica necesita una mayor inversión para que sea más resiliente y segura

El futuro de la red eléctrica requiere digitalización y resiliencia ante el cambio climático, para lo que se requieren inversiones

  • Tareas de mantenimiento de la red eléctrica. -
  • La DANA demostró lo importante que es contar con una red eléctrica robusta
  • La digitalización de las redes permitió una rápida restauración del suministro

El aumento de las catástrofes naturales ha evidenciado la necesidad de incrementar las inversiones para que la red elétrica del país "sea más resiliente y segura", especialmente con la digitalización, lo que permitió una reactivación más rápida tras la dana que asoló el Levante español. Es una de las conclusiones de una jornada de la Pontificia de Comillas en la que han participado expertos del sector eléctrico, que han puesto en evidencia la necesidad de invertir en infraestructuras eléctricas más resilientes, inteligentes y sostenibles.

En el transcurso de la mesa redonda “La resiliencia del sistema eléctrico ante las catástrofes naturales”, organizado en el marco del Observatorio de Derecho de la Energía de la Universidad Pontificia Comillas-ICADE, los expertos abordaron la resiliencia del sistema eléctrico ante fenómenos meteorológicos extremos, cuyo impacto se ha intensificado debido al cambio climático.

La mesa redonda estuvo moderada por Juan José Lavilla, fundador y director de Lavilla Abogados y del Observatorio de Derecho de la Energía de la Universidad Pontificia Comillas, y contó con la participación de: Manuel Argüelles, director general de Energía y Minas de la Comunidad Valenciana; Óscar Barrero, socio responsable de Energía de PwC España; Ángel Mahou, director general de Transporte de Red Eléctrica de España; Eva Mancera, consejera delegada de I-DE Redes Eléctricas Inteligentes.

La frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, como las recientes dana y tormentas como Filomena, están poniendo a prueba aún más en valor la fortaleza del sistema eléctrico de España. En un escenario global de búsqueda de la autonomía energética y la competitividad mediante la electrificación, basada en energías limpias y autóctonas, y en redes robustas, los ponentes subrayaron la necesidad de aumentar las inversiones en digitalización y modernización de la red eléctrica para mejorar su capacidad de respuesta ante eventos climáticos extremos, que hacen imprescindible la incorporación de tecnologías avanzadas, como la automatización y los sistemas predictivos, para minimizar tiempos de respuesta y garantizar el suministro.

Además, se destacó el papel de la inteligencia artificial y el análisis de datos en la optimización del mantenimiento y la gestión de la red, con el objetivo de mejorar la fiabilidad del sistema eléctrico y reducir el impacto de incidencias.

Se puso sobre la mesa un ejemplo como fue la dana del pasado mes de octubre, que demostró lo importante que es contar con una red eléctrica robusta y la eficacia de las inversiones en digitalización de las redes y los centros de control y operación, pues eso facilitó una rápida restauración del suministro eléctrico a más del 50% de los afectados en menos de 24 horas y al 95% de los afectados en menos de 72 horas.  

Ángel Mahou, director general de transporte de Red Eléctrica de España, ha asegurado que “el mallado permite llevar la energía de la generación al consumo por canales diferentes. Debemos pensar en el futuro y dotar al sistema de una mayor seguridad, aumentar la tecnología, conseguir un sistema que sea redundante y también es clave la colaboración. Sin colaboración, lo ocurrido en la dana hubiese sido peor”.

La inversión en redes es fundamental, si la red no hubiese estado lo suficientemente mallada, en la dana no podríamos haber sido capaces de llegar a la casa de los clientes por caminos alternativos. A su vez la digitalización nos permitió tener visibilidad de cómo estaban las infraestructuras, conocer los caminos por lo que podíamos ir y por los que no podíamos, lo que permitió que tardásemos tres días en recuperar el suministro”, ha recordado Eva Mancera, consejera de i-DE redes eléctricas inteligentes.

Iberdrola, a través del plan il.lumina, ha aprobado una inversión de 100 millones de euros a para rediseñar las redes eléctricas afectadas por la dana. Con este proyecto, la compañía busca incrementar la resiliencia de la infraestructura eléctrica, anticipándose a futuras catástrofes naturales y garantizando el suministro eléctrico en todas las circunstancias.

“El sistema requiere el respaldo de la tecnología nuclear y más en situaciones climatológicas adversas. Estas situaciones vienen acompañadas de baja contribución renovable, primero porque las puntas de demanda se producen cuando se va el sol, y segundo porque o no hay viento o porque hay demasiado y los parques no pueden operar. En la dana, Cofrentes fue fundamental para mantener el equilibrio instantáneo del sistema. La nuclear permite dotar de firmeza y flexibilidad al sistema”, ha argumentado Óscar Barrero, socio responsable de Energía de PWC España.

Cerrar nucleares es hacernos más vulnerables. El ciudadano no quiere volver a pasar por las facturas de 2022, ni ver que las empresas cierren porque dejan de ser competitivas, nuestro petróleo es el viento y el sol y son la mejor solución, pero tienen que equilibrase con la nuclear. Quitemos la ideología y el dogmatismo, hagamos números y seamos objetivos. El informe Dragui dice que todos los países miembros deben replantearse la ampliación de la vida útil de las centrales nucleares para evitar la dependencia energética exterior”, ha afirmado Manuel Argüelles, director de Energía y Minas de la Comunidad Valenciana.

El futuro del mix energético: riesgos del cierre de nucleares

Los expertos destacaron la necesidad de un mix de generación eléctrica que garantice el suministro, subrayando especialmente los riesgos asociados al cierre de las plantas nucleares. La desaparición de estas, sin haber desarrollado la suficiente capacidad renovable y de almacenamiento, como los bombeos hidroeléctricos, podría derivar a un aumento significativo de los precios de la electricidad y un incremento de la dependencia energética, así como de las emisiones de CO2, lo que afectaría especialmente a la competitividad del país.

Un estudio de PwC, que trajo a colación uno de los ponentes, estima que en un escenario sin nuclear los ciclos combinados tendrían que suplir prácticamente toda la pérdida de generación, lo que supondría un aumento del precio mayorista de la electricidad de unos 37 €/MWh, incrementándose la factura eléctrica en un 23% para el sector doméstico y la pequeña y mediana empresa y en un 35% para la industria.

Los expertos advirtieron que el cierre de las centrales nucleares podría comprometer la seguridad de suministro. Sin la energía nuclear, se incrementaría la dependencia energética, el sistema dependería aún más de tecnologías menos resilientes y con mayores emisiones de CO2, lo que podría afectar la estabilidad del suministro eléctrico en el país.

No debe de obviarse que la excesiva fiscalidad sobre el parque nuclear español pone en peligro su viabilidad económica, y explicaron como los países con centrales nucleares operativas están apostando por ampliar su vida útil o por desarrollar nuevas centrales, conjugando la necesidad de la seguridad de suministro con un nuevo marco geopolítico más orientado a la autosuficiencia.

Otro aspecto importante es la pérdida de competitividad de la industria española y la pérdida de oportunidad de atraer nueva industria.

La mesa redonda concluyó con un llamamiento a la necesidad de incrementar la inversión en redes, flexibilizando los límites de inversión, incrementando la tasa de retribución financiera- en términos homologables a los de otros mercados. Además resulta necesario mejorar la flexibilidad de la planificación de la red de transporte, y aceleración en la obtención de permisos para la construcción de nuevas líneas y subestaciones, y de esta manera, para continuar avanzando en la digitalización y modernización de la red eléctrica. Se destacó la necesidad de integrar herramientas predictivas y estrategias de adaptación que permitan garantizar un suministro seguro y eficiente ante los desafíos climáticos y energéticos del futuro.

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