Expertos prevén que la media de lluvias en España disminuya a lo largo del siglo XXI, pero que las precipitaciones extremas aumenten. Además, proyectan una tendencia hacia climas más áridos sobre la Península Ibérica y el sur de Europa y un aumento de la aridez y la gravedad de la sequía en el sur de la Península Ibérica. A su vez, también esperan que los cambios en las condiciones de sequía aumenten tanto en frecuencia como en gravedad.
Estas son algunas de las conclusiones reflejadas en el 'Informe Clivar-Spain sobre el Clima en España', elaborado por el Comité español CLIVAR y la Oficina Española de Cambio Climático, con la colaboración de la Fundación Biodiversidad, que se presenta este jueves. En el estudio, los autores especifican que el siglo XXI ha experimentado la mayor frecuencia de sequías severas de los últimos 150 años, algo que relacionan con una mayor demanda evaporativa atmosférica.
Además, señalan que todas las aguas oceánicas que rodean la Península Ibérica y los archipiélagos se están calentando a razón de 0,25°C por década, un 67% más rápido que el promedio mundial (0,15°C/década). De hecho, el calentamiento del Mediterráneo es de dos a tres veces mayor que el ritmo global desde la década de 1980 y afecta a toda la columna de agua. La temperatura seguirá aumentando en todas las aguas españolas, especialmente en el Mediterráneo y de mayor manera en verano. Además, la intensidad de las olas de calor marinas también se incrementará considerablemente.
Si bien las tendencias de las precipitaciones extremas no están claras para todo el territorio o período temporal, los expertos han observado un aumento de los eventos convectivos. Esto lleva a un incremento de los eventos de precipitaciones elevadas, especialmente a finales de otoño, relacionado de forma probable con un mar Mediterráneo más cálido.
CLIMAS MÁS ÁRIDOS
En el informe, los autores avanzan que habrá una reducción significativa de la humedad relativa en la Península Ibérica relacionada con el aumento de la evaporación oceánica, especialmente en verano. Asimismo, se agravará la escasez de agua en zonas ya secas y se registrará una tendencia hacia climas más áridos sobre la Península Ibérica y el sur de Europa.
Por zonas, explican que los cambios climáticos proyectados incrementarán la aridez y la gravedad de la sequía en el sur de la Península Ibérica. A su vez, también se prevé que los cambios en las condiciones de sequía aumenten tanto en frecuencia como en gravedad, siendo consistentes los resultados de estudios globales y regionales.
DETERIORO PARA EL TURISMO E IMPACTO EN LA AGRICULTURA
En este aspecto, las condiciones óptimas para el turismo en verano se deteriorarán, con una mejora en las temporadas intermedias y un desplazamiento hacia el norte. En lo que respecta a la agricultura, el cambio climático podrá provocar una reducción en la producción de algunos cultivos (incluida la uva), que podría acentuarse debido a una mayor variabilidad interanual.
Además, inciden en que Canarias experimentará aumentos "significativos" de temperatura y una disminución "sustancial" de las precipitaciones, según previsiones, lo que agudizará las condiciones de sequía, especialmente en altitudes más altas. De esta manera, la temporada de incendios se alargará, con días de riesgo de incendio más extremos y una mayor superficie susceptible a incendios debido principalmente a la reducción de las precipitaciones.
MÁS INCENDIOS DURANTE MÁS TIEMPO Y EFECTO ISLA DE CALOR URBANA
De manera más general, los expertos detallan que, de acuerdo con las proyecciones climáticas, habrá un aumento de las condiciones de peligro de incendios. Éstas consistirán en incendios más frecuentes, eventos más extremos y temporadas de peligro más largas, que se espera se extiendan hasta junio y, en menor medida, hasta septiembre.
De cara al futuro, los autores advierten de que España es especialmente sensible al efecto Isla de Calor Urbana dado que un alto porcentaje de su población reside en zonas urbanas, aproximadamente el 81%. Así, recuerdan que las ciudades más pobladas de España han experimentado récords de temperatura sin precedentes en la última década impulsados por el cambio climático y exacerbados por factores urbanos como el efecto Isla de Calor Urbana, lo que ha dado lugar a una "creciente conciencia" sobre la importancia de diseñar entornos urbanos sostenibles y resilientes, teniendo en cuenta las condiciones climáticas locales.