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Lunes 13/05/2024  

"Nunca hubo riesgo de que la Sección de Hora pudiera irse de San Fernando"

El director del Real Observatorio de la Armada habla de la importancia de la ampliación de la Sección de Hora y del Instituto en el mundo.

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Es el director de uno de los centros más prestigiosos del mundo, entre los diez primeros, pero detrás tiene a una veintena de investigadores en los diferentes campos que hacen que el Real Observatorio de la Armada de San Fernando sea la joya de la corona de la Marina y una de las principales joyas de la investigación española. Y eso sin llegar a hablar del patrimonio que encierra con una de las más valiosas bibliotecas del mundo e instrumentos que en su tiempo fueron de los más avanzados.

—Desde San Fernando se marca la hora oficial de España, que tiene muchas connotaciones en la vida civil hasta el punto de ser un factor fundamental de mucha más trascendencia de lo que la gente cree.
—El tiempo hoy es un boom. Es una unidad del sistema internacional, el segundo, y la vida de esta unidad desde el punto de vista metrológico los únicos que la hemos trabajado en España hemos sido nosotros. En el siglo XIX a través de observaciones astronómicas se calculaba una corrección del reloj que permitía tener los relojes del Observatorio en hora, pero además eran los únicos en España que estaban en hora. A partir de ahí llegaron diversas innovaciones como relojes que se compensaban siempre en la búsqueda de la precisión, con varillas bimetálicas, con mercurio… siempre procurando arañar un segundo en aquel entonces, cuando estos relojes, estos péndulos magistrales eran relojes que atrasaban o adelantaban a lo largo de 24 horas, tres o cuatro segundos. La historia del tiempo está completa en nuestro Observatorio. Hemos pasado de los relojes de péndulo a los de cuarzo y a los patrones atómicos. En esta búsqueda de la precisión hemos pasado, en dos siglos, de esos tres o cuatro segundos de incertidumbre o de variación de reloj de un día a otro, al nanosegundo o al picosegundo, a la mil millonésima parte de un segundo o a la billonésima parte de un segundo. Con esas incertidumbres se difunde la Hora Oficial española desde nuestro Observatorio, el único laboratorio primario de España.

—A partir de ahí se da un salto en el espacio y en contacto con otros observatorio se trabaja en la hora mundial…
—Nosotros elaboramos la Hora Oficial Española pero no deberíamos quedarnos tranquilos con eso, deberíamos de pensar si es buena o no esa hora y buscar una referencia. Igual que nosotros está el resto de laboratorios primarios del mundo, cuarenta o cincuenta. La hora nuestra sale de aquí por técnicas de intercomparación de tiempo mediante satélites geoestacionarios o GPS y va al Observatorio de Washington y ese tiempo también viene aquí, con lo cual tenemos una referencia, viendo el tiempo que elaboran los estadounidenses, de cómo va nuestro tiempo, si va bien o no. Pero no sólo con el de Estados Unidos, sino con el resto de los laboratorios primarios del mundo, el alemán, el francés, etc. Y además, todas estas horas elaboradas de la misma forma van al Buró Internacional de Pesas y Medidas, que está en París, y que con las horas de todos los laboratorios elabora el tiempo que se llama Tiempo Atómico Internacional que es la hora que rige el mundo. Y además nos certifica a nosotros.

—Se completa el círculo. Para la gente de la calle un segundo puede no ser nada, aunque en el espacio son 300.000 kilómetros a la velocidad de la luz, pero un segundo es muy importante en las aplicaciones cotidianas, una notaría o cualquier otro servicio. Porque el Observatorio vende la hora…
—Efectivamente. El quedarnos en el minuto o en el segundo era válido en los siglos XVII y XVIII. Hoy día ya no vamos al segundo o a la décima o la centésima, sino que estamos en la billonésima parte del segundo. ¿Por qué? Piensen en un sistema de seguimiento de satélites. Las distancias que recorren las ondas electromagnéticas son 300.000 kilómetros por segundos, y si yo no soy capaz de medir en nanosegundos, la distancia que obtengo con un rádar para saber dónde está determinado barco no tendría incertidumbres de metros, centímetros e incluso milímetros. Con satélites artificiales, igual. Nosotros, como todo el resto de laboratorios difundimos esta medida y tiene que llegar al ciudadano porque el segundo es muy importante. Se nos ha venido encima la administración telemática; cualquier persona va a poder presentar cualquier tipo de documento desde su casa a través de un ordenador. Evidentemente, ya no es ir a una oficina y presentar una instancia, donde hay un señor que si llego tarde me va a cerrar la ventanilla y si lo presento me va a poner el sello… Hoy hay máquinas de sellado de tiempo que con una hora buena que es la que nosotros les facilitamos, son capaces de ir devolviendo al ciudadano la hora, el minuto y el segundo en el cual presentaron una instancia que en un determinado momento, por ejemplo, registradores de la propiedad, si en una puja uno se presenta un segundo antes que otro, etc, etc… van a necesitar Pero todo este tipo de cosas necesitan de un tiempo bueno pero además, certificado.

—¿Cómo lo hacen?
—Nosotros diseminamos el tiempo por varias vías, una de ellas a través de internet donde registramos cada día dos millones y medio de entradas de gente que quiere poner en su ordenador hora marca ROA. Eso es libre y gratuito. Pero hay gente, sobre todo entidades públicas y privadas, que quieren estar respaldados por una hora trazada y certificada por nosotros. Hemos diseñado un método por el que somos capaces de que entidades como la Dirección General de Tráfico, en la cual el tiempo es muy importante para el dispositivo de rádar; a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, a todas las cabeceras de los 17 ministerios tengan hora marca ROA trazada y certificada. Esto quiere decir que si a efectos legales le ponen algún tipo de demanda basada en que el tiempo que lleva un determinado documento que ha emitido una determinada administración no están de acuerdo con él, nosotros salimos a respaldar desde el punto de vista legal ese tiempo.

—El tiempo se vende y el resultado puede redundar en la mejora de las instalaciones del Observatorio. Porque además hay un proyecto de ampliación de las instalaciones.
—Todavía no hace un año, el 2 de diciembre de 2010, se firmó un protocolo de colaboración entre la Junta de Andalucía, el Ministerio de Innovación y el Ministerio de Defensa a nivel de Secretaría de Estado. El protocolo es ambicioso en líneas generales porque entre otras cosas nos abre las puertas en Andalucía, sobre todo a obtener financiación por medio de proyectos de investigación, que es muy importante. Una buena parte de los proyectos que efectuamos se pagan a través del Plan Nacional de Investigación, a los cuales nosotros accedemos en libre competencia con el resto de entidades españolas, centros de investigación, universidades… De alguna forma este protocolo nos sirvió, nos va a servir y nos está sirviendo para abrirnos la puerta a la ciencia en Andalucía, pero como objetivo principal está construir un nuevo laboratorio de tiempo. Para que nos entendamos, nuestro laboratorio que es el único que hay en España de tiempo y frecuencia, tiene todo el equipamiento adecuado y el mismo que tienen todos los laboratorios del mundo. Estamos situados, en cuestión de calidad, entre los diez primeros laboratorios del mundo. El equipamiento es el adecuado pero la sala en la que está no es un laboratorio preparado para el siglo XXI porque es una habitación del siglo XIX que tenemos que tener con unas condiciones de presión, temperatura, humedad, ventilación… para que llegue a dar esas billonésimas de segundo con calidad y estabilidad.

—De ahí el nuevo proyecto.
—Hay que ir hacia un laboratorio del siglo XXI y por lo menos para 50 años, que es lo que prevé el protocolo. Es difícil conseguir tres millones de euros que vale ese edificio, porque no sólo va a albergar el laboratorio, sino toda la Sección de Hora, el resto de servicios, laboratorios de calibración de electrónica… los despachos… todos van a estar en una única ubicación.

—¿Cómo está actualmente?
—La idea es que cada una de las tres administraciones aporte una parte. El 70 por ciento lo va a portar el Ministerio de Ciencia y Innovación a través de un proyecto FEDER que ya está solicitado y está en un proceso de rectificación de algunas cosas, un proceso burocrático. El resto de la financiación llega de las dos administraciones restantes, el Ministerio de Defensa aporta un 15 por ciento y el otro restante la Junta de Andalucía a través de un proyecto de infraestructuras que se pidió y que ha sido concedido. Este año no ha sido posible contratar la obra porque una vez que esté aprobado el proyecto Feder hay que firmar un convenio. O sea, que es un proceso complicado pero ninguna administración ha parado el tema.

—Lo que temíamos es que con la crisis se paralizara.
—Al día de hoy no está parado. No le puedo decir que dentro de seis meses lo pare la crisis, pero al día de hoy no. Existe una comisión de seguimiento de este convenio, donde hay dos directores generales por parte del ministerio y de la Junta de Andalucía, y mi persona por parte del Ministerio de Defensa que se ha reunido el 24 de julio y estuvimos hablando de todos estos matices. Se pretende ahora que en el bienio 2012-2013 se acopien esos recursos. Ya está también el proyecto de obras casi elaborado, teniendo en cuenta que construir un laboratorio con todos los estándares no es lo mismo que construir una casa y en esencia el proyecto sigue adelante y goza de buena salud. Se prevé que el proyecto Feder esté aprobado antes de final de año, que se inicie el convenio entre la Junta de Andalucía, Ministerio de Hacienda y Ministerio de Ciencia e Innovación que lo que hace es canalizar los fondos hasta el Ministerio de Defensa o la Armada, en la Armada la Dirección General de Infraestructuras que está en Madrid es la que lleva el proyecto y estamos peleándonos con quien haga falta para que vaya adelante.

—¿En algún momento ha habido algún riesgo de que la Sección de Hora se fuera de San Fernando por problemas en llevar a cabo la ampliación? Lo digo por los problemas urbanísticos, aunque me consta que el Ayuntamiento se volcó para solucionarlos.
—En ningún momento. Este es un proyecto importante para San Fernando y para España. Estamos hablando de una tecnología que no existe en ningún sitio y que en determinados países existe ciertos laboratorios. El ser un experto en tiempo y frecuencia, como ocurre en el Observatorio, no se estudia en una universidad o en cualquier escuela técnica, sino que el conocimiento que hay ahí se adquiere con el trabajo de colaboración, salir mucho al extranjero, tratar con otros laboratorios… Es un trabajo muy especializado que nadie estaría capacitado para cogerlo en España, al menos ahora, no sé si en cuatro o cinco años. Incluso el Centro Español de Metrología, que es el que lleva unidades importantes como el metro, el kilo, el amperio… en estos momentos no tiene el personal técnico especializado. Es un proyecto en el que además estamos apoyados por este Centro y en principio no hay idea de llevarse de aquí el laboratorio de tiempo. La Junta de Andalucía vio el potencial y una de las cosas que se dijeron es que esto no se puede ir de Andalucía y la Armada no tiene pensado, al menos yo no tengo idea de ello, de llevárselo de aquí.

—En el Observatorio se llevan a cabo muchas otras operaciones que no son tan llamativas y de tanta trascendencia cotidiana como la Hora. Es por hacerle justicia a esos otros tantos científicos que realizan su cometido en el Instituto.
—La Hora es muy importante y tenemos mucha responsabilidad, pero no lo es menos el Almanaque Náutico que es otra responsabilidad nacional que tenemos, elaborar unas tablas por la cual un navegante se sepa situar en la mar, que no es un tema baladí.

—Es el origen del Observatorio.
—Es uno de los orígenes. El Observatorio de Cádiz, el del Greenwich y el de París nacieron con vocación náutica para solucionar el problema de cálculo de la longitud de la mar. El Almanaque Náutico tiene una tirada de 5.000 ejemplares y por ley tienen que llevarlo en el puente de mando toda clase de buques y si no lo llevan les puede incluso parar el barco. Pero además trabajamos en Efemérides Astronómicas… y en Astronomía, porque no en vano se le llama el Observatorio Astronómico de San Fernando, que efectivamente es Astronómico y el más antiguo de España, muy querido y valorado. En Astronomía trabajamos en catálogos estelares y hemos situado la primera cámara de seguimiento de satélites artificiales en Cataluña en colaboración con la Universidad de Barcelona en el Observatorio Astronómico del Monset. En sismología, satélites artificiales en lo que también fuimos pioneros porque el primer satélite artificial se siguió desde San Fernando y también trabajamos en magnetismo terrestre. Todas estas ciencias me gusta tratarlas por igual, en todas hay investigadores y en todas vamos hacia delante con nuestros proyectos, nuestras luces y nuestras sombras. Pero me gusta destacar todas las secciones del Observatorio.




ALERTA DE TERREMOTOS Y TSUNAMIS
Uno de los proyectos de suma importancia que está llevando a cabo el Real Observatorio de San Fernando es una red de sismógrafos de última generación, de banda ancha en la zona de mayor riesgo sísmico de España, el mar de Alborán y el Golfo de Cádiz.

“Además tenemos sismógrafos en el fondo del mar. Tenemos milesde sismógrafos en la tierra pero el futuro está por la colocación de sensores en la mar, donde ya tenemos cuatro, tres temporales a varios miles de metros de profundidad que cada cierto tiempo se sacan a la superficie y uno permanente, que es bastante complicado porque además sólo hay dos en España, el del Instituto Geológico de Cataluña y el del Observatorio. También se trabaja en proyectos importantes con otras instituciones, como la Universidad Complutense de Madrid y el Geológico de Cataluña, en el campo de los tsunamis para dar alertas tempranas, sísmicas y de tsunamis . Se estudia el primer tren de ondas que llega, que es el más rápido y que no conlleva devastación, que proporciona datos sobre el epicentro del sismo, su magnitud, su área de influencia. El Observatorio también pertenece a una red europea de alerta de tsunamis, intentando que datos de Mahon, Cartagena y San Fernando, en tiempo real, ayuden a esas alertas, algo en lo que también trabajan Estados Unidos y Japón.

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