Ahora se han unido dos talentos inmensos, el de Spielberg y el de Hergé, creador de ‘Tintín‘, para obtener, sino una película extraordinaria, sí una magnífica película de aventuras: ’Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio’).
El cine, incluso la vida actual, llena de tonalidades grises debido a la crisis económica, necesita de la luz desbordante de Spielberg. En ‘Tintín’ ha hecho una película trepidante, en la que una sorpresa sustituye rápidamente a otra, un susto sigue a otro susto, pero todo ello de una manera más contenida que en las entregas de ´Indiana Jones‘. Porque si se araña en la cinta, se encuentra que ‘Tintín’ tiene un fondo poético, otra de las características, aunque también escondida, de la filmografía de Spielberg.
El director ha respetado absolutamente el perfil de las historias y, sobre todo, de los personajes creados por Hergé. ‘Tintín’ es un reportero metido permanentemente en líos, en apuros: en aventuras. Hergé creó historias imperecederas, con un mensaje de comprensión y humanidad que también se cuela en la película. Además, Spielberg ha logrado trasladar al cine el carácter risueño, de humor bien dosificado, existente en los libros del desaparecido Hergé.
Por eso, la película supone un regalo para todos los públicos, con ese Tintín hecho para el cine de ordenador pero siempre muy humano, que en situaciones límite sólo acierta a decir: “Canastos!!!”.