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Jueves 09/05/2024  

Me queda la palabra

¿Acaso nos podemos fiar de alguien?

Estos gobiernos que nos dejan en manos de quienes no tienen más motivación que seguir llenando sus bolsillos con políticas especulativas. Tengan en cuenta que el capitalismo productivo está en vías de extinción, el dinero es más fácil ganarlo con especulación pura y dura que con producción

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Empezaré reconociendo a mis much´s detractor´s que tienen razón si piensan que repito muy a menudo el tema (no haré referencia especial a ningun´ de ell´s pues este escrito aparece en medios diferentes, para nada es afán de mantenerl´s en el anonimato), pero hay noticias que no se pueden dejar pasar sin darles la oportunidad de que sea el máximo de personas quienes nos enteremos.
Empezaremos por el final. Hoy sábado, mientras corrompía mi mente con todos esos “libelos izquierdistas” como El País, Público, El Plural, La Información, Rota Información o Rotaaldía, me saltó a la vista el titular que ha motivado esta carta :“Las agencias de calificación dan mejores notas a sus  buenos clientes” http://economia.elpais.com/economia/2012/10/19/actualidad/1350676156_941300.html
En el citado artículo se explica con claridad meridiana que según un informe del Banco Central Europeo, en base a estudios hechos en Europa y en USA, han comprobado que las famosas agencias de calificación dan mejores notas a los bancos que les ofrecen otro tipo de negocios, aparte de explicar ejemplos de decisiones que mostraron la absoluta desvergüenza de estas mismas, cuando garantizaron la solvencia de Lehman Brothers los días previos al “batacazo” de esta empresa, punto inicial del desplome económico que puso velocidad de vértigo a esta crisis que nos destroza.
A esta gente es a quien les confía Europa la fiabilidad de su economía; a esta gentuza que es capaz de mentir según sus intereses les dejamos la responsabilidad de que pongan en valor toda la política económica de una nación; esta banda de indeseables son quienes deciden que los gobiernos impongan sus políticas de restricción y recortes que acaban con toda una estructura social que nos teníamos más que merecida ¿Les importamos algo? Los gobiernos europeos como obedientes corderitos responden al juego con suma docilidad. Estos gobiernos que nos dejan en manos de quienes no tienen más motivación que seguir llenando sus bolsillos con políticas especulativas. Tengan en cuenta que el capitalismo productivo está en vías de extinción, el dinero es más fácil ganarlo con especulación pura y dura que con producción. Hay economistas honrad´s que claman porque se vuelvan a generar políticas de crecimiento ¿Cómo les van a hacer caso si no es rentable producir para el sector privado y el sector público está desmantelado? ¿Acaso no saben que acabar con los servicios públicos no tiene como objeto ahorrar, que el verdadero motivo es que el capital privado pueda hacerse con un sector que genera tantísimo beneficio sin apenas riesgo? En manos de esta camada estamos y l´s polític´s perdiendo la dignidad tratando de justificar lo que no tiene justificación .
¿Cómo se puede confiar en ellos? ¿Cómo se puede explicar si no que los bancos alemanes hayan recibido mucho más dinero que el que necesitan los españoles? ¿Cómo entender que los “lander” alemanes, organismos muy parecidos a nuestras autonomías, deban mucho más dinero que el que deben las citadas autonomías españolas? ¿Cómo hacer que nos callemos si sabemos que la aportación alemana a Europa es menor que la que hacemos españoles e italianos juntos? ¿Cómo digerir que después de conocer estos datos las puñeteras agencias de “rating” nos califican, o mejor dicho nos degradan, nos humillan, con sus calificaciones embusteras e interesadas mientras que los alemanes siguen recibiendo dinero a intereses negativos? No, no me lo estoy inventando. Están recibiendo dinero al 0%,  o sea que piden dinero y te lo dan gratis. Pues sí. Nos toman el pelo, se ríen de nosotros; nunca seremos capaces de pagar la deuda y nuestr´s polític´s lo saben. ¿A qué nos están obligando a jugar? Pero, como tienen miedo de que perdamos el nuestro  (el miedo, está claro; el dinero ya lo perdimos antes) y salgamos a la calle a demandar justicia, ya se están ejercitando de cómo arrasarnos limitando todas nuestras libertades y lanzando a las fuerzas especiales de orden público, judicializando hasta la compra de un billete para ir en autobús a una manifestación, diciendo que los buenos españoles no se manifiestan, etc, etc, etc. ¿Hasta dónde vamos a llegar?
Pues sí, esta es nuestra situación. Nuestro economía, que no me parece que tenga mucha defensa, resulta que, a pesa de ser mala, es tan mala o tan impresentable como la alemana. ¿Pero como soy capaz de decir esto? Pues sí, a las pruebas me remito. No voy a aburrirles con todos los enlaces
donde encontralo. Si alguien tiene interés sólo tiene que coger frase por frase y ponerlo en Google (Perdonen la publicidad, no es mi intención). Es así de triste y de desesperante, nos toman el pelo, se ríen de nosotr´s (Ya sé que repito lo del párrafo anterior).
También he leído hoy que nuestro querido presidente, aquel que hace años habló de los hilillos de plastilina refiriéndose a los vertidos del Prestige, diga que  “ El presidente del Gobierno señala que 40.000 millones “no son tan importantes” , sobre el dinero que va a pedir para los bancos y doña Angelita Merkel le dirá como y cuando. No olvidemos que el anterior presidente, el Sr. Zapatero, allá por el 2009, veía brotes verdes. ¿No sería por casualidad el moho (en nuestra tierra el verdín) que se acumulaba en las cajas de caudales donde se guarda el dinero? Para que nadie quede contento les diré que Luis de Guindos, nuestra lumbrera en Economía, también los veía en marzo de 2012. ¿Será acaso que todo esto se debe a la conspiración judeo-masónica de mis tiempos jóvenes? Ustedes diréis.

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