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Fran Rivera, en otro ruedo

A buen seguro, la próxima semana Francisco Rivera Ordóñez, Fran para los amigos, será primer espada en las revistas del colorín

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A buen seguro, la próxima semana Francisco Rivera Ordóñez, Fran para los amigos, será primer espada en las revistas del colorín. Tranquilos. No tiene modelo-novia reciente, ni corrida en puertas. Afortunadamente, Francisco han encontrado la estabilidad -de momento- con su pareja, Lourdes Montes, y a los ruedos les ha dicho adiós para siempre, aunque nunca se sabe.
     De momento, la corrida-cita que Francisco tiene pendiente es el día 14 de enero, en un ruedo donde no hay toro -un juzgado de familia -, pero sí un juez preguntón. El hijo de Paquirri y Carmina Ordóñez conocerá la resolución sobre la demanda que ha presentado por la guarda y custodia de su hija.
     La niña vive en Madrid con su madre, Cayetana Martínez de Irujo, y el torero pretende que se marche a a vivir con él a Sevilla. Una petición que no ha sido bien recibida en la Casa de Alba, donde tenían a Francisco en buena estima. Más de una vez, Cayetana, la grande de España, ha salido en defensa del torero, el ex de su hija, a quién ha bendecido en muchas ocasiones con elogios efusivos. La química entre ambos se ha roto y hay quien dice que la duquesa-mamá culpa a la novieta de Francisco, Lourdes Montes, de aconsejar al matador en el caso de la pequeña Tana.
    A Francisco se le presenta una faena difícil, lidiar en los juzgados. Tendrá enfrente a Eugenia Martínez de Irujo, la ex que no perdona la petición del hijo de Carmina. En cualquier caso, lo lógico es solicitar cordura y respeto para los padres de la niña. Está en juego eso, la libertad de una menor, que aún no es mayor para decidir. Lo hará el juez. Y uno de los dos (Francisco o Cayetana) habrá perdido esta corrida que veremos reflejada en las revistas del colorín.
        Ya lo dijo el clásico: “A veces la vida no es de color”. No. De blanco y negro. Pero en las tardes imposibles es cuando se valoran a los mejores toreros. En la plaza, entre el público, hay división: nos defienden a Francisco, otros a Cayetana. Como dicen los aficionados: que Dios -y el juez- repartan suerte. A los dos.

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