Si hay algo seguro en el momento en que vivimos es que todo cambia rápidamente. Estamos en una época de transformaciones profundas, de cambios acelerados que afectan a todos los órdenes sociales. Esto es así hasta el punto de que la humanidad no ha vivido una transformación tan rápida en economía, política, sociedad y sobre todo en las ciudades como la que está experimentando en nuestros días. Quizás podamos definir estos cambios como globalización, y quizás también el origen de estos cambios esté en la fuerte innovación tecnológica que hace que se diluyan las barreras internacionales y que el planeta esté conectado en cuestión de segundos.
Pero seguimos viviendo en ciudades, que son el gran invento del hombre, algo vivo, en transformación permanente; son nuestra mejor creación, han sido los motores de la innovación, vivir en ellas nos hace más felices, más sanos, más creativos; “la ciudad es la solución, no el problema“ (Jaime Lerner). Más de la mitad de la población mundial vive actualmente en ciudades y se espera que para el año 2025 lo haga el 75% de esta población mundial.
Es por eso que tenemos que seguir inventando, innovando, aunque yo diría más bien reinventando. Necesitamos nuevos horizontes en el urbanismo, nuevas ideas y nuevos métodos de trabajo, tenemos que reinventar las empresas, reinventar la economía, reinventar la política y también reinventar las ciudades. Creo que la crisis que estamos viviendo en algunas ciudades y en muchos países no es más que el reflejo de la impotencia de las ideas, de los métodos de trabajo y de los instrumentos tradicionales para abordar los nuevos retos de nuestras ciudades en un entorno de globalización.
La nueva economía global ofrece muchas oportunidades, se pueden crear muchos puestos de trabajo aplicando la tecnología a las infraestructuras; tenemos la obligación de construir ciudades más inteligentes, de ahorrar más dinero en el gasto público aplicando tecnología. Como ejemplo basta decir que España gasta en alumbrado exterior 450 millones de euros, y sólo cambiando las luminarias podríamos reducir este consumo a la mitad. Los ayuntamientos podrían reducir un 15% de su facturación eléctrica con sólo contratar a una empresa de servicios energéticos y su ahorro podría ser todavía mayor si utilizasen medidas de telegestión: actualmente el 90% del alumbrado de calles sólo tiene regulación de encender y apagar. Imaginemos que esto también lo trasladamos a nuestros hogares: actualmente gastamos un 40% más que los hogares alemanes.
Podemos ser mucho más eficaces en movilidad, en control del tráfico, por ejemplo. Hoy en día existe tecnología para saber en qué calle aparcar sin tener que dar vueltas a las manzanas; en algunas ciudades con sólo bajarnos una aplicación móvil sabemos el tiempo de espera y el recorrido de un autobús urbano. Tenemos que fomentar el transporte eléctrico. Dentro de unos años la mayoría de los vehículos serán eléctricos.
Podemos conectar toda una ciudad con redes inalámbricas; eso nos aportará un caudal de información tremendo a los usuarios de dónde estamos, qué farmacia u hospital es el más cercano, qué restaurantes tenemos más cerca, cuál es la programación cultural de la ciudad, sus eventos turísticos, etc.
Importante es también la administración electrónica y no debe quedar sólo en una mera declaración de intenciones. Podemos realizar cientos de trámites frente a la administración por internet, desde alquilar una pista deportiva hasta obtener una licencia de obras. El ahorro en tiempo para el ciudadano y el ahorro material para la administración es enorme.
¿Podemos innovar en política?, ¿Se puede ser más transparente en la gestión?¿ Pueden las tecnologías hoy en día acercar a los gobiernos de una ciudad a los ciudadanos? Sin duda sí, y mucho. Existe la tecnología suficiente para saber cómo gestionan nuestros gobernantes, cómo ejecutan el presupuesto, qué propuestas se han aprobado en un pleno etc… todo ello con tan sólo hacer un clic.
Sin duda queda mucho por hacer, queda mucho por innovar, queda mucho por reinventar y debemos hacerlo sin prisas pero sin pausa porque el resultado nos hará la vida más fácil y sostenible a todos.
La tribuna de Viva Sevilla
Ciudades inteligentes o cómo reinventarnos
Se pueden crear puestos de trabajo aplicando la tecnología a las infraestructuras; podemos construir ciudades más inteligentes, ahorrar en el gasto público aplicando tecnología. España gasta en alumbrado 450 millones. Cambiando las luminarias podríamos reducirlo a la mitad.
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