En un comunicado de prensa, el presidente de Confapa, Juan María del Pino, calificó estos datos de "inquietantes" y trasladó a toda la sociedad su visión "desalentadora" ante el "alto" índice de violencia escolar detectada.
"Si los padres dejamos que sea la escuela exclusivamente quién forme al individuo serán más frecuentes los delitos juveniles", puso de manifiesto del Pino, quien refirió que el "desgraciado" asesinato de Marta del Castillo "debe hacernos reflexionar, sobre todo a las familias, de cuál es realmente nuestra parte de responsabilidad en este verdadero desastre".
Por último, apostó por la formación de los jóvenes en valores cívicos con el objetivo de que la juventud "conozca perfectamente que es en sus manos en las que depositamos el futuro de nuestra tierra", para lo cual "será imprescindible un mayor esfuerzo por parte de todos al trasladarles que, cómo mínimo, tendrán que asumir tantas obligaciones como derechos".
Por su parte, la Confederación Andaluza de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado por la Educación Pública, Codapa, apostó por cambiar el modelo educativo vigente, "agresivo de por sí", para corregir y prevenir conductas violentas en los alumnos como las reflejadas por el citado estudio.
En declaraciones a Europa Press, la presidenta de Codapa, Pilar Triguero, consideró que dicho estudio "no refleja sólo el comportamiento de los jóvenes en el ámbito de la escuela, sino el comportamiento social", que establece que "cuando se ve una agresión lo normal es que se permanezca pasivo y mirando, que una persona que ha sido agredida acabe convirtiéndose en agresora y que una víctima no diga nada porque entienda que se convierte en un cobarde".
Para Triguero, la única solución pasa por prevenir este tipo de conductas, pero socialmente, "algo a lo que no contribuyen nuestros políticos, que día a día nos dan una muestra de comportamiento agresivo y lo consideramos normal, ni los medios de comunicación, en los que se ataca de forma desmedida". "Hace falta un compromiso social y real que busque vivir en convivencia y no en conflicto perpetuo", afirmó.
Cambiar de modelo de escuela
En este sentido, la presidenta, que aseguró que "no existen las recetas mágicas" en este sentido, opinó que, para empezar, es "necesario cambiar el modelo de escuela", que hace de la educación secundaria obligatoria un "espacio agresivo".
Así, criticó que los alumnos "salen de la educación primaria, en la que tienen como referente a tres o cuatro profesores que los conocen y hablan con ellos, para llegar a una secundaria dónde tiene once profesores que los conocen a través de las fichas, con compañeros nuevos y teniendo que pasar seis horas seguidas sentados".
Además, señaló que la escuela necesita "otro tipo de personal, una mayor implantación de la figura de los educadores y trabajadores sociales, más orientación en primaria, enseñar mediación en las escuelas para todos los miembros de la comunidad educativa y entre todos ellos y, sobre todo, leyes educativas sensatas que no cambien con los vaivenes políticos".
"No es tarea fácil, pero tiene que haber un planteamiento mucho más sensato y serio de la educación. El problema es que siempre lo vamos dejando para otro momento y la Administración, la primera, que sólo se ocupa de la educación cuando salen a la luz este tipo de estudios", indicó.
Asimismo, reconoció que los padres "se han vuelto cada vez más permisivos", porque, entre otras cosas "se nos ha dado el mensaje de que teniendo alimentados, contentos y vestidos a los niños con determinadas marcas ya hemos cumplido como padres, y se nos han olvidado muchos referentes sociales y valores humanos que han sido comunes a todas las generaciones anteriores".