El buen comportamiento de agosto en Jaén, que lo es sin paliativos, impone una actitud de prudencia más que nada por el peso de la situación extrema
En la provincia de Jaén el paro se ha reducido en 722 personas, lo cual es un dato positivo sobre el que por el momento no vamos a caer en el error de marcar una situación de alarmismo pero tampoco vamos a hacer seguidismo de la euforia de los principales responsables del Gobierno de la Nación que, como suele ocurrir históricamente en los políticos de todos los colores, tratan de vendernos su mercancía cuando estiman que los números les benefician y tienen silencios clamorosos en los casos contrarios. Por supuesto que en una situación tan dramática como la que representa el paro en nuestro país, aunque solamente sean 31 personas las que se incorporan al mecado de trabajo hay que celebrarlo, pero al mismo tiempo hay que mantenerse alertas y tener en consideración a los ciudadanos que nos merecemos que no se nos falte a la inteligencia como si a estas alturas el común de la gente no supiera sacar sus propias conclusiones sobre el que es con diferencia el principal problema del país. Dicho esto nada saludaríamos con más satisfacción que un cambio de tendencia, porque esto representaría encarar una senda diferente en el difícil marco económico y laboral en el que nos encontramos. Por lo que respecta a la provincia el buen comportamiento de agosto, que lo es sin paliativos, y que unos y otros pretenden rentabilizar a su favor, impone una actitud de prudencia, más que nada porque pesan mucho los más de 68.000 parados actuales y los 13.000 que siguen intactos en la capital, sin olvidar que en la tasa de variación interanual estamos a la misma cabecera de las subidas y por tanto en situación extrema.