Por un lado, la junta de gobierno, en colaboración con una serie de empresarios del gremio de la hostelería, ha decidido hacer buen uso de la solidaridad y llevan comida cada viernes del año al popular comedor de El Salvador. Una iniciativa que trata de emular a Marta, quien es recordada por ofrecer y servir comida a Jesús poco antes de la Pascua.
En esa jornada, los referidos empresarios (que prefieren guardar el anonimato) preparan cerca de 25 kilos de un guiso y varias docenas de dulces de alta calidad, para que puedan ser degustados por las personas más desfavorecidas de la ciudad.
Los viernes, alrededor de las ocho de la tarde, trasladan todos esos alimentos a dicho comedor, donde realizan su importante y centenaria labor religiosa las Hermanas de la Caridad.
Por otra parte, y complementando esta iniciativa, los costaleros de esta hermandad han creado lo que ellos denominan “ensayos solidarios”. En un alarde de generosidad que les honra, y que aplaudo desde estas líneas, los integrantes de las cuadrillas del paso de misterio del Santísimo Cristo de la Caridad y del palio de Madre de Dios del Patrocinio aportan un kilo de alimento o un litro de leche o aceite para la misma causa.
Otra acertada iniciativa en la que a buen seguro han intercedido principalmente los Sagrados Titulares de la hermandad: el Cristo de la Caridad y Santa Marta, patrona de la hostelería. De este modo, cada costalero tendrá presente en cada chicotá de esos ensayos solidarios a aquellas familias de jerezanos que sufren la pobreza y no tienen nada que llevarse a la boca para comer.
No es la única hermandad que realiza este tipo de gestos caritativos, pero sirva como ejemplo para resaltar una labor voluntaria que también realizan otras cofradías de la ciudad con actitudes similares, y que ahora no puedo nombrar por falta de espacio.
A todos ellos, mi más sincera enhorabuena.
