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El G20 opta por la regulación y por un billón más contra la crisis

Los líderes del G-20 abrieron ayer una nueva era en las relaciones económicas, comerciales y financieras de la comunidad mundial, en lo que el primer ministro británico, Gordon Brown, describió como ?la superación del consenso de Washington?.

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  • Obama, en rueda de prensa tras la cumbre del G20 celebrada en Londres. -
Los líderes del G-20 abrieron ayer una nueva era en las relaciones económicas, comerciales y financieras de la comunidad mundial, en lo que el primer ministro británico, Gordon Brown, describió como “la superación del consenso de Washington”. 

La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los países que representan al 85% de la economía mundial enterró en Londres buena parte de los principios de desregulación de mercados, privatizaciones y austeridad fiscal que impusieron en los años 90 los organismos financieros con sede en Washington. 

Esos principios no sirvieron para evitar que el mundo se encuentre en la crisis financiera y económica más grave desde la II Guerra Mundial, y ayer los principales líderes políticos del mundo fijaron la recuperación con más regulación del funcionamiento de los bancos, más peso de los Estados y más gasto público. 

“Este es el día en que el mundo se unió para luchar conjuntamente contra la recesión global, no con palabras, sino con un plan de recuperación global y de reforma con una agenda clara para su aplicación”, dijo Brown ante la prensa al término de la cumbre celebrada en Excel, un recinto ferial en el este de Londres. 

El primer ministro británico aseguró que el G-20 lanzó un mensaje claro de que “en esta era global nuestra prosperidad es indivisible” y de que “son necesarias soluciones globales a los problemas globales” generados por la crisis del sistema económico. 

No hubo en la cita de Londres paquetes de estímulos fiscales adicionales, un asunto que fue el caballo de batalla previo a la cumbre que enfrentó a Estados Unidos y el Reino Unido, por un lado, y a los países europeos, especialmente Francia y Alemania, por otro. 

Pero sí habrá un esfuerzo económico adicional para reformar el sistema financiero, origen de la crisis actual, mediante la aportación de un fondo de 1 billón de dólares (743.000 millones de euros al cambio actual) destinados a los organismos multilaterales, a los que se ha encargado engrasar el camino de la recuperación. 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) triplicará sus recursos y recibirá 500.000 millones de dólares adicionales a los 250.000 millones ya comprometidos, y habrá otros fondos para el Banco Mundial (BM)y el Foro de Estabilidad Financiera. 

El Foro se rebautiza como “Financial Stability Board” (Consejo de Estabilidad Financiera) y colaborará con el Fondo para garantizar la cooperación transfronteriza y establecer un mecanismo de alerta temprana de eventuales episodios de inestabilidad financiera. 

El G-20 acordó también destinar 250.000 millones de dólares para tratar de relanzar el comercio mundial y las exportaciones, en lugar de los 100.000 millones que se habían planteado en un principio. 

Aunque no hubo nuevos paquetes fiscales, Brown subrayó que se ha realizado hasta el momento un “esfuerzo fiscal sin precedentes” por parte de los países del G-20, que generarán en la economía mundial 5 billones de dólares hasta finales de 2010, elevarán la producción un 4% y facilitarán la transición hacia una economía ecológica. 

Se acordó asimismo una reforzamiento de los sistemas de regulación y supervisión del sistema financiero global, incluidos los hedge funds (fondos de gestión alternativa), un mejor control de las agencias de calificación de riesgos y el establecimiento de un sistema internacional contable más claro. 

“El secreto bancario es una cosa del pasado”, subrayó Brown, quien añadió que es necesario “limpiar los bancos” para restablecer las líneas crediticias a empresas y ciudadanos, y anunció que habrá nuevas reglas sobre los bonos de los directivos bancarios. 

Habrá asimismo un enfoque común para hacer frente a los activos tóxicos en manos de las entidades financieras y un paquete de ayuda de 50.000 millones de dólares destinados a los países pobres. 

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo que las medidas son “la reforma más profunda del sistema financiero desde 1945” y que se ha ido “más allá de lo que jamás podríamos haber imaginado”. Sarkozy anunció que el G-20 celebrará otra cumbre en Nueva York, en septiembre, coincidiendo con la Asamblea General de la ONU. 

La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que el resultado de la cumbre constituye “una victoria para la cooperación global”. 

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, estimó que la cumbre generará la confianza necesaria para que la recesión “toque fondo” en el segundo semestre del año.

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