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Medidas timoratas

Zapatero sigue siendo un presidente miedoso, incapaz de revolucionar el sistema económico. No se nota el ?cambio de ritmo? con sus medidas

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Pues va a ser que el presidente hizo los cambios en su Gobierno con mucha intención pero con ningún resultado. En tiempos de crisis no se pueden dar 100 días de margen, y menos cuando el propio Ejecutivo no se los dio, ni se marchó de vacaciones en Semana Santa. Todos a trabajar contra la crisis. Y después de todo este tiempo, Zapatero llegó al Debate sobre el Estado de la Nación, parapetado tras la píldora postcoital que le iba a salvar de un soberano mazazo. Pero sólo se atreve a lanzar las mismas medidas de siempre. No hay cambios en este sistema económico que tanto critican los socialistas. No se siente atisbo alguno de antiliberalismo en estas medidas de medio pelo que no van a solucionar la crisis, porque no darán empleo, no evitarán el cierre de empresas y no mejorarán la economía de las familias. El presidente por fin se atrevió a ayudar a las empresas, pero las pymes de menos de 25 empleados no necesitan sólo una rebaja del 5% en el impuesto de sociedades para mantener a sus empleados. Zapatero volvió a tirar de la chequera de todos los españoles para financiar obra pública, ordenadores para escolares y ayudas para comprar coches. Es correcto que se sigan fomentando las obras públicas, pero es más de este Plan E con el que se pretendían crear 400.000 empleos. Y de eso, nada de nada. Es correcto que se le ponga un ordenador portátil a cada alumno de 5º de Primaria, pero: ¿por qué sólo a los alumnos de quinto? y ¿dónde están los ordenadores que prometió en campaña hace 6 años (1 para cada 2 alumnos)? Es correcto que se ayude a comprar vehículos, pero 500 euros (y no 2.000 como dijo en el Congreso) no animará a muchos a embarcarse en una deuda más en estos días. Para colmo, sube los impuestos a los que cobran más de 24.000 euros, que ya no se podrán deducir sus viviendas. Que no nos engañe, que 24.000 euros es un poco más que ser mileurista tras los sablazos de Hacienda y la Seguridad Social. Le falta valentía a este presidente, que suena rimbombante, pero que no le mete mano a los que ganan 240.000 para revolucionar el sistema de arriba a abajo.

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