Salvador Alférez no podrá ser el padrino de su sobrino. ¿El motivo? La verdad es que después de hablar con el protagonista y con el arzobispado, no nos queda claro.
Este ecijano afincado en Madrid, ha apadrinado a otros dos sobrinos esta sería su tercera vez. Tiene 40 años y una pareja estable con la que convive, además se considera católico, tiene una relación ejemplar con su familia y es trabajador. El próximo día 17 de abril, recibirá el Sacramento de la Confirmación.
El problema llega cuando su hermano habla con el párroco la parroquia ecijana de Santa Cruz, Francisco Reina, donde va a celebrarse el bautizo. En la conversación hablan sobre los padrinos y comentan que Salvador trabaja en un restaurante, que se está preparando para el Sacramento de la Confirmación y que… vive con su pareja… sin casarse…porque es gay. Según cuenta Salvador, la negativa del párroco fue inmediata, sin darle mayores explicaciones.
Salvador, recibe la noticia en la sede de UGT, organización de la que es delegado sindical y no puede reprimir las lágrimas. Es la primera vez- nos cuenta- que se siente discriminado por su condición sexual, es una sensación que no sabe describir y que nunca ha vivido, afirma en declaraciones a Onda Cero Écija.
Salvador se muestra apenado y ofendido, pero aún con esperanzas, se encuentra fuerte y espera que la decisión del arzobispado al que han puesto en conocimiento de la situación de la vuelta al asunto antes del 23 de abril, día en el que se celebrará el bautizo del pequeño.
“Toda la familia se encuentra fatal”, explica Salvador el que agradece las muestras de apoyo que esta recibiendo.
Salvador se define como católico y dice entender que la Iglesia tiene unas reglas y él las acata, por eso está recibiendo los cursos pertinentes para recibir el sacramento de la Confirmación el próximo 17 de abril. No ha tenido ningún problema para realizar estos cursos, ni se han opuesto a entregarle el Sacramento, es más, el párroco que lo confirmará en Abril, mostró su sorpresa por la situación y llamó directamente al cura ecijano para que reconsiderara su decisión, sin obtener resultado positivo.
Tras hablar con el arcipreste de Écija, que nos remite al departamento de prensa del arzobispado, no se realizan declaraciones por parte de la Iglesia, y se nos da como respuesta el código 874 del derecho canónico que habla sobre el sacramento del bautismo, concretamente sobre los padrinos.
Este punto dice que para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que: haya sido elegido por quien va a bautizarse o por sus padres o por quienes ocupan su lugar o, faltando éstos, por el párroco o ministro; y que tenga capacidad para esta misión e intención de desempeñarla; que haya cumplido dieciséis años, que sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir y que no esté afectado por una pena canónica, legítimamente impuesta o declarada y que no sea el padre o la madre de quien se ha de bautizar.
Una vez leído esto, Salvador dice cumplir con todos los requisitos y por tanto no entiende los motivos del rechazo.
Ahondando más en el asunto y consultadas fuentes eclesiásticas se nos explica que es el párroco quien juzga si se cumplen los requisitos del canon 874 y que los requisitos son todos objetivos, aunque se debe realizar una estimación personal del punto que hace referencia a la forma de vida del interesado. El párroco no puede establecer otros requisitos distintos de los previstos, ni tampoco rechazar a una persona que cumple los requisitos. Pero a la vez les compete la obligación de rechazar a las personas que no cumplen con los requisitos previstos, por el bien del bautizando. Y hacen hincapié en que “nadie se debe extrañar si el párroco rechaza un padrino que lleva un estilo de vida incompatible con las enseñanzas de la Iglesia Católica, pues es obligación del párroco actuar así”. En todo momento, fuentes consultadas dejan de lado la condición de homosexual y afirman que “un católico divorciado y vuelto a casar por lo civil tampoco puede ser padrino”.
Precisamente, Alférez se queja de que el párroco no lo conoce personalmente, por lo que no puede saber como es su vida y si es o no congruente con la fe.
En cualquier caso, Salvador Alférez ha puesto el caso en manos de un abogado que está estudiando el caso para comprobar si se vulnera alguno de los derechos del ecijano.
De momento, UGT denunció en el momento que Salvador ha recibido un trato “discriminatorio” y “vejatorio” por parte del párroco por su condición sexual.
El Observatorio Español contra la LGTBfobia también está de parte de Salvador y ha criticado la actitud del párroco: “Nos mostramos dispuestos a reunirnos con ellos a dialogar en este sentido, y que triunfe la apertura y la inclusión en el verdadero Mensaje del Evangelio en vez de una prohibición discriminatoria y caduca”.
La federación andaluza de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales quiere ha manifestado su reprobación ante la actitud “caduca” del sacerdote.
Andalucía Diversidad considera que se trata de “una discriminación total por orientación sexual” y que “entra en clara contradicción con las propias declaraciones del Papa Francisco sobre el acogimiento de las personas homosexuales en el seno de la Iglesia Católica”.
La Iglesia parece que lo tiene claro y no va a dar marcha atrás.
Lo cierto es que Écija vuelve a ser protagonista de titulares de prensa que dan la vuelta al mundo.