Los inversores, ciclotímicos por naturaleza, se están dando un festín esta semana con las acciones de Abengoa ante las positivas perspectivas respecto a su rescate financiero por parte de bancos y bonistas: sus acciones se dispararon hoy martes un 30%, tras la subida aún mayor, del 56%, en la jornada del lunes. Cotizan ahora a 0,36 euros. Desde que Felipe Benjumea, expresidente ejecutivo durante 25 años y presidente de honor desde septiembre, se desvinculó definitivamente el martes 1 de marzo, las acciones de la empresa se han más que duplicado rebotando un 176%. Con ello, la empresa tenía al cierre de ayer un valor bursátil de casi 253 millones de euros.
La salida de Benjumea viene acompañada de la previsión -aún no recogida formalmente en documento alguno- de que las cinco familias que hasta ahora son los máximos accionistas y que están agrupadas en Inversión Corporativa (IC) tendrán como máximo un 5% de la empresa. Ahora cuentan con un 26% de las acciones pero con un 51% de los derechos de voto.
La nueva cúpula directiva está formada por dos directivos igualmente cercanos a Benjumea, como lo era José Domínguez Abascal -el presidente que cesó junto con Felipe hace una semana-. Se trata de Antonio Fornieles y Joaquín Fernández, aunque ambos tienen un perfil más digerible para la banca ya que su ligazón a IC es casi nula, justo lo contrario de Abascal.
La bolsa está descontando que, con esos movimientos corporativos y accionariales, Abengoa evitará el concurso de acreedores antes del 28 de marzo, fecha límite para lograr un acuerdo con sus acreedores. KPMG, la consultora que está elaborando un plan global de futuro sobre la base de los planes industrial y financiero presentados por la empresa y sobre las exigencias de los acreedores, podría presentarlo a todas las partes esta semana. En paralelo, los acreedores y la propia Abengoa avanzan para alcanzar un acuerdo que facilite liquidez a la empresa para lo que resta de mes, 165 millones.
Más despidos
Además, en el plan de viabilidad propuesto, la compañía cifra unas necesidades de liquidez de 826 millones este año y de 304 millones en 2017. Junto a ello, estima otras necesidades poder iniciar pedidos por unos 525 millones.
Ese plan incluye la reducción del tamaño de Abengoa en dos tercios, hasta una empresa que facture en torno a 3.000 millones. Nada se sabe de cúantos de los 28.000 empleados seguirán en plantilla, aunque algunas fuentes lo cifran en 9.000. Otras fuentes internas lo reducen a 5.000. Mientras, los despidos se han reactivado entre los empleados temporales, que son el 80% de la plantilla, tras las más de 600 salidas sufridas en los últimos meses. Las nóminas de febrero comenzaron a ingresarse el lunes tras un retraso de dos semanas sobre la fecha prevista de cobro.