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La tribuna de El Puerto

APEMSA por bandera

La primera muestra de este posicionamiento la hemos visto esta semana justificando con medias verdades sobre la depuradora la pérdida de otras banderas

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En la España democrática las banderas siempre han sido tema de debate por su significado como señal de identidad y, al mismo tiempo, de posicionamiento ideológico. Durante la anterior etapa de gobierno municipal, la oposición en bloque alzó como suya la bandera de la remunicipalización del 49% de APEMSA transferido a la iniciativa privada. Aunque seguía, y sigue, siendo mayoritariamente pública, con el 51%.

Con esta bandera, convertida en banderín de enganche, atraían a muchos vecinos a manifestarse en las calles, en el pleno e incluso frente a la casa particular del ex-alcalde. No faltó siquiera la ocupación del ayuntamiento.

La bandera se transmutó en slogan electoral y tuvo sus frutos. Aquella oposición formada por PSOE, IU y Levantemos-Podemos logró acceder al gobierno de El Puerto y dar la alcaldía al abanderado mayor, el Sr. de la Encina.

Transcurrido casi un año todas las promesas referentes a APEMSA se han diluido, se trata de un hecho constatado y, además, denunciado por los pocos que aún se ponen las camisetas y pegatinas de “APEMSA no se vende”.

Con el tiempo se empieza a ver claro que para los que lograron el sillón y la nómina municipal la bandera de APEMSA era sólo una estrategia electoral y que poco o nada les importaba si el agua era un bien gestionado desde lo público o desde lo privado.

Que poco o nada les importaba si en APEMSA brillaba la participación y transparencia o se imponía el oscurantismo (en el consejo de administración hay 3 consejeros del PSOE, 1 de IU y 1 de Levantemos, NADIE de la oposición o de la representación vecinal tantas veces reclamada). Que poco o nada les importaba que las instalaciones funcionaran correctamente, especialmente en la depuración de las aguas residuales, o que dicho funcionamiento fuera defectuoso llegando a tener consecuencias medioambientales.

El abanderado mayor de la protesta, ya como presidente de APEMSA, observando cómo sus socios se ponen de perfil en el asunto y solo algunos de "los más pesados" le siguen reclamando la remunicipalización, empieza a tener clara su postura futura: convertirse en “abogado defensor” de la empresa concesionaria, aquella que, de momento, le cuadra las cuentas municipales.

La primera muestra de este posicionamiento la hemos visto esta semana justificando con medias verdades sobre la depuradora la pérdida de otras banderas, las azules de las playas de nuestro litoral.

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