En 1943 nacería en una pequeña localidad llamada Ituero de Azaba un niño con vocación solidaria y espíritu charro. Esta población estaba situada en tierra de arte y sabiduría sin igual, y de bravas ganaderías. Este pequeño fue creciendo con alma campera en la Castilla más andaluza.
Pasados los años este joven emigraría con su familia hacia Sevilla, allí estudiaría el bachillerato, donde obtendría una beca para estudiar Medicina. Pero renunciaría a esta ayuda y optaría por ingresar en el Seminario, ya que su conciencia le animaba a escoger el camino espiritual que le ayudara a acercarse a las familias jornaleras de los campos andaluces. Al salir del seminario y tras ser consagrado sacerdote, nuestro joven amigo en 1963 sería destinado a ejercer el sacerdocio en los pequeños pueblos de la sierra sur hispalense, como Los Corrales y Martín de la Jara.
Rápidamente este párroco se preocupó por los problemas sociales de sus fieles. Día a día fue comprobando la escasez de recursos económicos que acontecía en estos municipios situados en el corazón de Andalucía. Supo abrir los ojos al pueblo para que iniciaran la emigración hacia tierras galas, debido a la imposibilidad de subsistir en estas localidades durante todo el año.
Nuestro cura jornalero acompañaría a sus vecinos a Francia para trabajar en la vendimia. Allí luchó contra los patronos para conseguir mejores condiciones de trabajo para los vendimiadores españoles, y también conseguiría que éstos dejaran de viajar en trenes de tercera.
Este sacerdote polifacético que alternaba la liturgia de las Sagradas Escrituras con los trabajos en el campo, fundaría el sindicato obrero del campo para luchar por la ansiada reforma agraria, prometida durante siglos, y aún pendiente. Durante 12 años apoyaría a los pequeños pueblos de la sierra sur y a otros pueblos de la sierra de Cádiz a ocupar las fincas de los aristócratas, para que los campesinos pudieran dar otro uso a estas hectáreas de terreno, y así poder cultivar verduras y hortalizas, y de esta manera hacer funcionar este motor de desarrollo económico con la finalidad de acabar con el paro reinante durante años en estas tierras.
El pasado nueve de febrero se cumplió el vigésimo segundo aniversario de la desaparición de un buen hombre que luchó en cuerpo y alma por defender los derechos de los jornaleros del campo. Este 24 de octubre se conmemora el 74 aniversario del nacimiento de un humilde luchador por los derechos de la clase obrera.
Diamantino García Acosta, tu presencia seguirá siempre latente en el corazón de la Andalucía más profunda.