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Jueves 25/04/2024  

La tribuna de El Puerto

Acostumbrarse a la injusticia

Al parecer, cada vez somos más proclives a la automedicación, ya sea haciéndonos directamente con los fármacos o pidiéndoselos al facultativo

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Al parecer, cada vez somos más proclives a la automedicación, ya sea haciéndonos directamente con los fármacos o pidiéndoselos al facultativo. Los especialistas advierten sobre el problema derivado de esta apuesta social por consumir medicamentos, ya que su consumo indebido o en exceso suele tener malas consecuencias para quien lo lleva a cabo.

Esto se agrava con medicamentos tan específicos como los antibióticos, cuya acción terapéutica se centra en los microbios causantes de las infecciones, de forma que su administración en exceso aparte de poder mermar la salud a corto plazo, terminará comprometiendo su propia capacidad terapéutica en un futuro no tan lejano.

Los microbios, se han acostumbrado a los antibióticos y resisten su efecto cuando son administrados al enfermo, obligando a que se estén elaborando nuevos tipos de antibióticos constantemente. La reacción de los microbios ante los antibióticos me recuerda al comportamiento de muchas personas ante situaciones que deberían rechazar o al menos resultarles incómodas, pero que les pasan desapercibidas a fuerza de presenciarlas o pasar por ellas. Alguien dirá que no es tan malo hacerse inmune al daño que nos podría causar la percepción de ciertas situaciones, pero la cuestión es otra. Hay consecuencias.

En el caso de los microbios, cuando resisten a los antibióticos logran proliferar, pero el enfermo sufre la muere o queda con secuelas de la infección.

En el de las personas, cuando ignoran la injusticia o el dolor ajeno, logran proseguir con “lo suyo”, pero el prójimo sufre padece las consecuencias del abandono. Con esto no digo que podamos arreglar todo lo que le sucede a los demás solo porque nos sintiésemos más o menos afectados por ello, lo que digo es que a fuerza de que nuestra capacidad de empatía se fuese resintiendo, terminaríamos no siendo capaces de comportarnos como miembros dignos de una sociedad, y esta finalmente se desestructuraría.

En un mundo en cual parece ser vital llegar a tener una vida los más fácil y agradable posible, sin pensar en las consecuencias, se ha disparado el consumo de todo tipo de plataformas sociales, programas y apps. No quiero imaginar que sucedería si alguien diseñase un app cuya función fuese la de ayudarnos a tolerar la injusticia sin pestañear, aislándonos de los problemas y males que aquejen a los demás.

De lo que estoy completamente seguro es que para entonces ya no nos tendríamos que preocupar por sufrir nunca más, pues conforme fuésemos utilizando el mencionado app iríamos perdiendo nuestra condición humana a la vez que causaríamos que la sociedad pereciese.

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