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La salita de Moy

Una “cofrada” anda suelta por Sevilla

Paren las rotativas. Alarma en Sevilla. Una “cofrada” anda suelta y es peligrosa. Si la escuchan llegar, huyan. Va armada con una “a” de destrucción masiva...

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Paren las rotativas. Alarma en Sevilla. Una “cofrada” anda suelta y es peligrosa. Si la escuchan llegar, huyan. Va armada con una “a” de destrucción masiva. Es tóxica y puede provocar el colapso inmediato de sus funciones vitales. Ni la escuches o es posible que pierdas el habla. Así que no te lo pienses y pasa a esta salita, que está acorazada y protegida ante las burdas y cansinas ofensas. 

O como diría aquel, “pa mear y no echar gota”. Es impresionante el cisma que una letra puede llegar a provocar en esta ciudad. Las cosas de Sevilla, así que si usted no es de aquí le recomiendo que no le busquen una explicación porque lo más probable es que no se la encuentren. 

“Cofrades y cofradas”, así comenzaba una de de las publicaciones de la Hermandad de la O en Facebook el pasado fin de semana. Para qué... Aquel “cofrada”, por cierto lleno de rigor histórico, abrió las llagas entre la legión del Cainitus Populusque Sevillanus. Toda una guerra del batallón lingüístico hispalense (como si aquí todos hablásemos a la perfección el idioma de Cervantes).

 Y mientras el debate se alargaba. Mientras unos y otros buscaban el resquicio de la polémica e incluso del morbo justificando que el vocablo “cofrade” se reunían las letras de la igualdad, me planteaba si verdaderamente esas “cofradas” del siglo XVII, de la Sevilla machista, ya eran historia. Si de verdad el cofrade reunía en mis días a ellos y también a ellas. Si verdaderamente en el seno de nuestras cofradías todos también son todas. 

Algunas valientes cofradas se escondían bajo un antifaz, sin señas de mujer, para poder rezarle a Dios en la estación de penitencia. Hasta hace no mucho seguían existiendo cofradas en la Quinta Angustia o en el Santo Entierro. Y aunque nos sintamos libres de pecados, a veces, nos cuesta disimular el pavor que a la Sevilla machista le da que una mujer tome el poder. Extraño mujeres mayordomas, hermanas mayores o mujeres capataces. ¿Y por qué no? 

Sinceramente, no creo que el debate lo provoque una “a” o una “e”, porque en términos de igualdad ningún cofrade ha demostrado tener el equilibrio de la razón. Y aunque este vocablo, según la RAE, esté en desuso en la actualidad, debemos reflexionar, más allá de la lingüística, si las cofradas del siglo XVII se esfumaron con el tiempo o, desgraciadamente, perduran en nuestros días lejos de la igualdad.

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